La Sala Cuarta Pared estrenó el pasado 23 de Febrero la obra Modelos Animales, del director Pablo Iglesias Simón. Una representación basada en un texto de Aixa de la Cruz y protagonizada por Nieve de Medina, actriz tanto teatral como cinematográfica que cuenta entre su filmografía con películas como “El bola” o lo “Los lunes al sol” (por la que fue nominada al Goya a la mejor actriz revelación).

La obra que tenemos delante se articula sobre un texto sobresaliente, inteligente y mordaz, y es sostenida por la interpretación magistral de una actriz que se da vida a ella misma, Nieve de Medina. Entre el tono cómico y el trágico, y en ocasiones con tintes shakesperianos, vemos como una  mujer de 50 años asiste resignada al fin de su carrera como actriz, como mujer y como persona. Nieve se está transformando en otra cosa y ya nunca será la misma. Se enfrenta a un mundo que la margina y la fuerza a reinventarse, en una edad que ya es de por sí complicada para una mujer. Y es ante la obligación de seguir adelante como se embarca en una aventura nada propia de la cincuentena: viajar a Quebec para trabajar de dramaturga. Nieve creará un texto para la joven Carla, y a través de esta actriz novel irá observándose en su pasado y presente para sentar los cimientos de su futuro. Su hija Nora, el director de la obra, y un gato que rescató del contenedor tres años atrás cierran el cuadro de personajes que dan vida al universo de la protagonista.

Los fuertes de la propuesta, un gran texto y la actuación de Nieve (única actriz sobre el escenario), se completan con proyecciones y otros elementos visuales y auditivos para mostrarnos una representación muy metafórica cargada de sensaciones contradictorias.

Se trata de una obra muy emotiva, en la que la actriz nos tiende la mano para asistir a su forzado viaje experimental. Ella es capaz de transmitirnos  esa desorientación que cualquiera que se haya enfrentado a un cambio vital importante conoce, sobre todo si esa evolución ha sido inevitablemente forzosa. La contradicción de los sentimientos de la protagonista se palpa sobre el escenario y aparece esa duda que es transitar entre dos aguas y no saber dónde vamos a acabar. Porque como en todo rito de paso ¿acaso está asegurado que al otro lado encontraremos una versión mejorada de nosotros mismos? Es cierto que el tiempo y la experiencia nos hacen sabios, pero es ese mismo tiempo el que, como a la actriz, muchas veces nos roba lo que nos hace felices: nos niega una vida que era nuestra y nos gustaba. Es entonces cuando hay que luchar y sobreponerse a ello o caer al vacío.

Otro de los temas insertados en la trama es la soledad, en ocasiones inexorablemente ligada al cambio. La protagonista transita incomprendida y sola a través de un oscuro agujero. Y es que el cambio puede relegarnos a situaciones de aislamiento y soledad, ya que hay caminos por los que nadie puede o quiere acompañarnos.

Al final Nieve se embarca en un viaje que sorprende, y nos deja con una pregunta ¿es la protagonista quien ha decidido su propio destino o se ha visto forzada a llegar hasta donde ha llegado? En la obra la realidad y la metáfora se mezclarán alimentando la duda a este respecto. Todo esto hace que durante los 80 minutos de representación nuestros sentimientos oscilen constantemente, entre la simpatía, la lástima y en ocasiones el miedo o el desagrado.

Modelos animales habla de muchos cambios, el personal, el físico y el profesional  de la protagonista, y sirve también para mostrar la realidad de las actrices, que, despojadas de su brillo juvenil, son apartadas porque “ya no valen”. La propuesta, alejándose de la literalidad, no nos ofrece un argumento masticado y nos obliga a hacer nuestra propia interpretación de lo que vemos en el escenario.