Existe la ópera, la opereta, la anti-opera, la anti-anti-ópera, y ahora también la bebopera. Hackney Empire y la English National Opera presentaron por primera vez en Europa Charlie Parker’s YARDBIRD, estrenada en 2015 en Philadelphia, con música de Daniel Schnyder y libreto de Bridgette A. Wimberly. Por bebopera no hay que entender una ópera que usa las melodías del genial saxofonista o que sustituye la tradicional orquesta por una big band. El mérito de la obra reside en crear un lenguaje nuevo, que combina características del bebop y de la ópera. Y para ello, Schnyder y Wimberly parten de un interesante hecho biográfico: Parker admiraba la música de Bartók y Stravinsky, y ambicionaba componer obras instrumentales que integraran los instrumentos tradicionales de la orquesta (el album Charlie Parker with Strings, con arreglos de standards con sección de cuerda, fue una especie de consolación). Edgard Varèse cuenta que Parker le visitó varias veces pidiéndole lecciones («Sólo compongo una voz. Quiero tener estructura. Quiero escribir partituras orquestrales«, le dijo Parker). Pero Varèse se fue a París, y Parker murió de sobredosis antes de cumplir su sueño.

Lawrence Brownlee como Charlie Parker en su club Birdland. Nótense los pájaros enjaulados en los laterales. Foto: Richard Hubert Smith.

Y precisamente éste es el punto de partida de la ópera: justo después de morir, el fantasma de Parker regresa a su club, Birdland, con la intención de componer su obra orquestal. Mientras the Bird lucha por trasladar la música de su cabeza al papel (Entonces, ¿cómo capturo esos puntos negros, esas blue notes que salen volando de mi saxo? ¿cómo congelo estas notas en el papel?), varios personajes pasan por el club, reviviendo momentos claves de su vida ante los espectadores: su madre, sus tres esposas, su mecenas la baronesa Nica, Dizzy Gillespie y el traficante de drogas Moose the Mooch (este último no tiene parte cantada, pero sus apariciones son claves, alejándole de aquellos que intentan ayudarle). Al final, Parker se da cuenta de que su vida ha sido el saxofón y que su legado es suficiente, aceptando que nunca escribirá su última gran obra y muriendo en paz.

La obsesión de Parker con componer una obra orquestal no sólo sirve de excusa para construir un ingenioso libreto, también permite a Schnyder unir los mundos del Jazz y de la ópera en la línea de la Tercera corriente. La partitura requiere una plantilla orquestal reducida, que reúne tanto instrumentos de la orquesta como de la big band, sin que estos últimos dominen. Hay, por supuesto, un saxo alto, pero no es utilizado como referencia sonora a Parker. También hay numerosas citas, siempre breves, a sus temas y letras, pero Schnyder no pretende usar la música de Parker, sino su lenguaje musical para crear una obra nueva. A nivel vocal, usa melodías largas y de tempo lento, habituales en la ópera contemporánea. En algunos momentos adquieren un ritmo más rápido y variado cercano al bebop, como en el fabuloso duo entre Parker y Gillespie, cuando rememoran sus éxitos. El carácter improvisatorio del bebop y el característico scat también encuentra un lugar en la partitura, aunque de forma más discreta de lo que se podría esperar, destacando el emotivo lamento sin palabras de Doris (magnífica Elena Perroni). A nivel instrumental la fusión de los lenguajes del jazz y de la música clásica es muy satisfactoria, aunque ya no sea nada nuevo. Las armonías y los ritmos del bebop encajan de forma natural y Schnyder mezcla las cuerdas y las maderas con el saxo, los metales y el trío jazz (piano, contrabajo y batería) de forma que ninguna sección predomine, creando una sonoridad propia.

El rol principal está creado a medida de Lawrence Brownlee, uno de los grandes tenores belcantistas del momento. Su voz, bella y de amplísimo registro, capaz de llegar con pasmosa facilidad a los sobreagudos más inalcanzables, así como de realizar las más complicadas agilidades, es ideal para representar la musicalidad del saxo alto de Parker con su canto. Sin embargo, Schnyder podía haber aprovechado más sus virtudes, echándose en falta en algunos momentos una escritura más virtuosística para el lucimiento de Brownlee. El tenor impresionó con una interpretación muy completa y convincente, incluso si su limitado volumen no siempre salía bien parado en las escenas de conjunto. Brownlee estuvo acompañado de un reparto sin fisuras, integrado por los mismos cantantes del estreno en Philadelphia. Angela Brown, como Addie Parker, la madre de Charlie, mostró una poderosa pero controlada voz, reuniendo las mejores cualidades de una soprano y de una cantante de gospel. Sus intervenciones fueron especialmente conmovedoras. Rachel Sterrenberg, Elena Perroni y Chrystal E. Williams encarnaron a las esposas de Charlie (Chan, Doris y Rebecca, respectivamente). Sterrenberg destacó como la más completa, tanto por su cálida voz como por su expresividad, en particular en la tierna escena en la que recuerdan cómo se conocieron por primera vez. Espléndido el Dizzy Gillespie de Will Liverman y Julie Miller como baronesa Nica.

Al foso, con un conjunto reducido de la ENO Orchestra, Clark Rundell dirigió con ritmo y sentido dramático. Ron Daniels firmó una puesta en escena minimalista, con elementos clave como el cartel del club en letras gigantes que domina el escenario la mayor parte del tiempo y detalles interesantes como los pájaros enjaulados, símbolo tanto de las dificultades de Parker para plasmar sus ideas usando el rígido sistema de notación clásico, como de su imposibilidad de escapar de las drogas. La propuesta permitía que la historia fluyera con naturalidad entre las situaciones reales, fantásticas y los flashbacks que se alternan en el libreto de Wimberly.

Charlie Parker (Lawrence Brownlee) en el psiquiátrico de Camarillo, donde paso seis meses debido a sus problemas con las drogas. Al frente su esposa Doris (Elena Perroni) cantando un emotivo lamento. Foto: Richard Hubert Smith.

 


Hackney Empire y English National Opera
Junio de 2017, Hackney Empire, Londres.
Charlie Parker’s YARDBIRD (estreno europeo) 
Música de Daniel Schnyder, libreto de Bridgette A. Wimberly

Charlie Parker – Lawrence Brownlee
Addie Parker – Angela Brown
Chan Parker – Rachel Sterrenberg
Doris Parker – Elena Perroni
Rebecca Paker – Chrystal E. LWilliams
Dizzy Gillespie – Will Liverman
Baronesa Nica – Julie Miller

Director musical – Clark Rundell
Director de escena – Ron Daniels
Decorados – Riccardo Hernandez
Vestuario –  Emily Rebholz
Iluminación – Scott Zielinski
Maquillaje – David Zimmerman