Discografía catalana para 2015 (IV)

Discografía catalana para 2015 (IV)

En la cuarta entrega del ciclo discografía catalana para el 2015 nos centraremos en dos compactos de dos de los compositores catalanes del siglo XX con mayor predicación actualmente: Joan Guinjoan y Xavier Montsalvatge.

Guinjoan en Tritó

 

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Tritó también se ha dedicado a la obra de Joan Guinjoan (Riudoms, Tarragona, 1931) y en este compacto (ref.: TD 0103. 59 minutos) se agrupan tres grabaciones en vivo de tres obras protagonizadas por tres conjuntos instrumentales y directores diferentes (Jaime Martín, Víctor Pablo Pérez y Sir Neville Marriner). Juntamente con el percusionista Miquel Bernat, las lecturas demuestran pericia técnica, intuición, sabiduría musical y elocuencia discursiva. Destaca el Concert per a percussió i orquestra, estrenado el 13 de enero de 2013, que combina un lenguaje arraigado a la tradición más especulativa y, a la vez, cercano a los parámetros tradicionales: conectado a la modernidad centroeuropea y francesa, con un pluralismo estilístico al servicio de una expresividad esencialmente lírica.

La técnica trabaja con secciones puntillistas, polimétricas y refinamiento tímbrico en una retórica más o menos clásica y lejanamente emparentada con Tensió-relax (1971) del propio Guinjoan. Todos los movimientos combinan los timbales, el vibráfono y la marimba con otros efectivos como los platillos suspendidos, los bongos, el gong etc. La complejidad armónica y los circunloquios alrededor de motivos cortos en una paleta luminosa y espitosa se reflejan también en In tribulatione mea invocavi Dominum (1987). Se trata de una obra religiosa potente y de considerable dramatismo, con herencia de Xenakis y en la que no faltan procedimientos fonéticos como murmullos, gritos, recitados, y declamados.

Pantonal (1998) busca espacios en armonías tonales en constante mutación pero sin predominio de una directriz armónica precisa y unitaria. Participa de lo que la musicóloga Rosa Maria Fernández García llamó nivel constructivo neutro de Guinjoan, que amalgama la forma y la estructura bajo un mismo signo de identificación de contenido en un único nivel de comprensión analítica y fusionando diferentes lenguajes. En esto simula la formatividad: inventar la obra y al mismo tiempo como hacerla. A su vez, estéticamente se adscribe a la mímesis ars-natura: buscando la necesidad y eliminando lo arbitrario y lo caótico en una sucesión orgánica. La edición en dijipack sigue la estética austera y elegante del sello catalán pero con unas notas de carpeta de limitada aportación musicológica.

Montsalvatge internacional

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La OBC (Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya) ha grabado para Naxos varios compactos, entre ellos uno dedicado a Montsalvatge. Incluye tres obras muy contrastantes y de etapas diferentes que, bajo la dirección de Víctor Pablo Pérez, presentan la orquesta con una riqueza de color y una solvencia equiparables a las grandes formaciones europeas. El ejemplo más evidente es Manfred (1945), una suite con carácter de poema sinfónico extraída a partir de uno de sus primeros ballets. Esencialmente se trata de una obra melódica que remite a los ballets finiseculares de Minkus, Adam o Txaikovski, con puntuales giros rítmicos stravinskianos y un perfil cinematográfico de exuberancia postromántica. La inclusión de esta página es un gran acierto por la variedad de recursos y quizás sea lo más significativo del disco.

También incluye Bric à Brac (1993), la última página escrita por el gerundense -¡escrita a los 81 años!- que Víctor Pablo Pérez enfoca desde la diversidad tímbrica y melódica (Evocador y Sesgado), armónica (Tenso) y rítmica (Lúdico). El director burgalés también presenta la Simfonia de Rèquiem (1985) en una recreación serena, lírica, abstracta y que potencia la variabilidad de color bajo una línea general muy homogénea sin que se resienta el idiomatismo. Se muestra transparente de texturas y fluido de pulso (20’41’’ de minutage, el más breve de la discografía), con un modelaje romántico que remite al siglo XIX en general y a compositores como Fauré en particular. El “Libera me”, por ejemplo, acierta a incluir la épica dentro del lirismo. La soprano Marta Mathéu redondea la vocalise conclusiva con el gusto, la homogeneidad de registro y la afinación que la caracterizan. La edición contiene unas correctas notas de carpeta de David Puertas Esteve pero, como es costumbre en Naxos, la cualidad de la edición es deficiente. Por ejemplo, no figuran los currículums de los músicos.

El adiós de Pablo González

El adiós de Pablo González

Han pasado ya cinco años desde que un joven Pablo González asumiera la titularidad de la OBC y este fin de semana acabó un ciclo que, como ya viene siendo tradicional en la OBC, ha sido polémico. Martínez-Izquierdo (2002-2006) despertó odio entre público, crítica e incluso, parece ser, entre parte de los músicos (posiblemente por su apuesta por repertorio más contemporáneo). Tras él llegó Eiji Oue (2006-2010). El japonés logró ganarse el apoyo incondicional de un público que llenaba la sala y de una orquesta que bajo su batuta creció y brilló como nunca lo había hecho. A pesar de las continuas muestras de apoyo del público y tras una fuerte campaña de desprestigio por parte de ciertos medios, la dirección de la OBC decidió no renovarle el contrato. El siguiente fue Pablo González (2010-2015). Ni odiado ni querido, sus apariciones al frente de la OBC se han caracterizado por una gran e impersonal corrección. (más…)

La OBC con Emmanuelle Krivine y Camilla Nylund

La OBC con Emmanuelle Krivine y Camilla Nylund

 

Intérpretes
ORQUESTRA SIMFÒNICA DE BARCELONA I NACIONAL DE CATALUNYA
Emmanuel Krivine, director
Camilla Nylund, soprano

Obras
W.A. Mozart: Sinfonía n. 31 «París»
R. Strauss: Cuatro últimas canciones
D. Shostakovich: Sinfonía n. 5

El principal director invitado de la OBC presentó en su último concierto de la temporada un programa incoherente que mezcló obras de Mozart, Strauss y Shostakovich. Aparentemente la sinfonía de juventud del salzburgués, las canciones de madurez del vienés y la espectacular sinfonía del ruso guardan poca relación, y el concierto no logró modificar ésta impresión.
La interpretación de la breve sinfonía de Mozart resulto poco más que un trámite. Con un sonido algo anémico, a la versión de Krivine le falto frescura y alegría. Tampoco empezaron bien las cuatro últimas canciones de Strauss. Ya con la plantilla orquestal al completo, el sonido seguía siendo pobre, superficial. Este aspecto mejoró a lo largo de la obra, que acabó con un Abendrot de sonido ya compacto y cuidado. La construcción, en cambio, no mejoró. Los distintos grupos instrumentales sonaron desequilibrados durante toda la obra desvirtuando su textura y hubo repetidos problemas de afinación en los violines y violas. La voz tampoco quedó bien integrada con el sonido orquestal. A pesar de ello, Camilla Nylund hizo una excelente interpretación, algo distante pero técnicamente impecable, con una línea de canto de gran elegancia por su legato sólido y unos agudos delicados y seguros. La melancolía que destilan las canciones se convirtió, a través de su voz, en serena resignación.
Solo en la segunda parte, con la quinta sinfonía de Shostakovich, la OBC se acercó a su mejor sonido. También Krivine mejoró su rendimiento, controlando mejor los distintos planos instrumentales. A pesar de todo, persistió la sensación de que Krivine no supo combatir los problemas acústicos de la sala, cosa que si han logrado muchos colegas suyos menos experimentados y sin su responsabilidad de ser el principal director invitado. Las cuerdas recuperaron el nivel y los vientos destacaron con muy buenas intervenciones, especialmente las solistas de oboe y fagot.
Es preocupante observar como oscila el nivel de la OBC esta temporada y, especialmente, que el peor rendimiento suela coincidir con los conciertos del director titular o el principal invitado. Esperemos que la situación se regularize con la nueva titularidad que estrenará Kazushi Ono la próxima temporada.
Por Elio Ronco Bonvehí