Hace unas semanas tuve el gusto de poder ver la nueva película documental de David Arratibel: «Converso». En ésta, el director aborda la cuasi-abrupta irrupción de la fe religiosa (católica) en su familia. Dada la particularidad de este trabajo, consideré que antes de hacer cualquier reseña sobre el mismo, sería más interesante poder hablar con su creador. Y he aquí el resultado:

  1.   Como director, has utilizado un título muy sugerente para tu obra: Converso. A decir verdad, si lo pienso bien, sería difícil encontrar una palabra más precisa para el fenómeno que se vive en tu familia. Sin embargo, quizás no acabe de ser del todo adecuada pues, en mayor o menor medida, tu madre y Raúl, cuanto menos, ya habían creído con anterioridad. ¿Has encontrado alguna explicación que te satisfaga a esta re-intensificación del sentimiento religioso?

Para mí el título tiene como mínimo dos significados: uno, el de las personas, ellos, que se convierten a una nueva religión; y otro, la primera persona del presente del verbo conversar. Este segundo sentido es para mí el verdadero del título, porque, para mí, ésta es una película sobre conversaciones pendientes que, por fin, en presente, frente a la cámara, se producen.

Respecto al reencuentro o re-intensificación de Raúl y mi madre con la fe, creo que ellos explican en la película cuál ha sido ese camino de vuelta. A mí, desde fuera, me cuesta mucho responder a ese tipo de cuestiones.

  1. Durante la película, mientras hablas con Paula, hay un momento en el cual comentas que el sentido de reunir a tus hermanas, tu madre y tu cuñado, está en ver qué tienen en común para entender el origen de sus “conversiones”, de su fe renovada, ¿Crees haber hallado un hilo conductor entre todos o algún tipo de respuesta? 

El capítulo en el que le pregunto eso a mi hermana Paula se titula “No se puede filmar el Espíritu Santo”. En ese capítulo recojo los momentos en los que yo intento entender cómo se cree, cómo es ese proceso de llegar a tener la certeza de que Dios existe. Y se lo pregunto a mi hermana pequeña porque ella es neuróloga y pienso que quizá me pueda dar una respuesta. Pero ni ella ni nadie me ha podido dar una explicación que no tenga un componente abstracto e inenarrable. En ese sentido, la película admite su incapacidad de documentar el proceso de tener fe.

David Arratíbel (izquierda), con su cuñado, su madre y sus dos hermanas, en un fotograma de ‘Converso’.

  1. Siguiendo con tu conversación con tu hermana Paula, tu manifiestas la sensación de lástima que sentiste al ver que la capacidad crítica de tu hermana podría verse mermada al adquirir un dogma religioso (digamos, un paquete cerrado). Sin embargo, tal y como hablan los integrantes de tu familia, no está tan claro que ellos sigan de pe a pa toda la doctrina católica sino que anteponen su fe en un ser que los reconcilia con algo a unos preceptos religiosos concretos. ¿Piensas que se puede desligar la Fe de la Iglesia (o, cuanto menos, restarla a esta última un papel crucial)? ¿Qué crees que piensa tu familia al respecto?

Con mi hermana mayor he hablado mucho sobre esto, sobre la distancia entre tener fe y una vivencia religiosa, y estar de acuerdo con los preceptos de la Iglesia católica. Ella me da una explicación que, a mí, me vale: me dice que la iglesia es el legado de Jesucristo y que, con todos sus defectos, ellos quieren estar dentro para, si se puede, mejorarla en lo que les sea posible. Para mí es algo parecido la la democracia: sabes que es imperfecta, que tiene mil vías de agua, pero no se me ocurre salir de ella para intentar cambiarla.

  1. En algún momento de tu obra, comentas la frustración que te generó ver que te quedabas “sólo”, sobre todo después de la conversión de tu hermana pequeña. ¿No te viste atraído en ningún momento por la fe de ellos o, de alguna forma, deseaste creer igual que ellos? Y al hilo de esto, ¿Cómo te explicas la conversión masiva, casi por contagio, en el seno de tu familia?

Durante el proceso de hacer la película, y también en el diálogo con el público, no he tenido momentos en los que “peligrase” mi agnosticismo (risas). Pero es curioso que, después de tanto hablar de religión, el primer momento en el que he mirado hacia adentro -o hacia el cielo- con cierta actitud de búsqueda ha sido debido a que un gran amigo mío está luchando contra un cáncer muy fuerte. Soy una persona poco espiritual pero creo que la presencia de la muerte nos hace asomarnos a todos a ese abismo que comenta Raúl en la película.

  1. Por más que yo intentara visionar el documental desde una perspectiva neutral, no me podía quitar de mi cabeza el hecho de que una película documental sobre personas que, de repente, se arraigan de nuevo a unas convicciones religiosas muy poderosas y que ocurre en Navarra tiene algo de no-casual (no podía evitar pensar en el Opus Dei y otras órdenes religiosas, lo lamento). ¿Crees que el contexto socio-religioso de la región tuvo un papel relevante en la “conversión” de tu familia?

Es una pregunta bastante recurrente a la que sólo puedo responder que mi familia no está dentro del Opus Dei. Podría estarlo, porque en Navarra tiene mucha presencia, pero no es el caso.

  1. En tu documental se puede apreciar un uso muy meticuloso de la estética. Y, de hecho, el tema de la estética emerge de forma recurrente en tus entrevistas. Tu madre admite, de forma directa, que ella siempre estuvo detrás de la búsqueda de la hermosura y tu hermana se “convirtió” a través de la visión interna (estetizada) de toda la pasión de Cristo. Me gustaría saber si has sacado alguna conclusión respecto a la importancia que la estética católica tiene en la fe de sus feligreses.

Es algo muy presente en la película, sobre todo en la música. Como dice Raúl, ya Santo Tomás de Aquino dijo que la música del órgano “arrebata el alma a lo celestial”. Así, en la película, vemos llegar algo abstracto, desmontado en un camión. Esa cosa va tomando forma y se crea, por la mano de hombre, un instrumento que es una metáfora de la Iglesia, porque el viento del Espíritu Santo entra en el órgano y hace que todos los tubos, como todos los miembros de la Iglesia, generen un acorde armónico. Yo estaba y estoy fuera de ese acorde del órgano-Iglesia, pero intento buscar la armonía sin pasar por el instrumento -en el sentido de doble de la palabra- cantando a capella, con sólo la voz humana.

  1. Raúl, tu cuñado, te comenta en un momento de la película que la fe es compleja porque nadie se la merece ni está preparado para recibirla, simplemente es un regalo que se da y por eso cuesta tanto hablar de ella. ¿Piensas haberte puesto en la piel de tu familia para sentir lo que ellos sienten pese a que no creas en lo que ellos creen?

Eso he intentado y, aunque no haya conseguido entender o vivir su experiencia trascendental, sí que me he he puesto en su piel para tratar de acercarme a su “sentir” religioso.