De salud y república, y también de corona

De salud y república, y también de corona

14 de abril, Día de la República en España. Se conmemora la proclamación de la II República española en 1931. Cinco años más tarde estallaría la Guerra Civil española, que se llevaría por delante, al menos, a medio millón personas [1], aunque otras fuentes suben esta cifra a 2 millones[2].

5 de mayo, Día de la Liberación en los Países Bajos. Se conmemora el fin de la ocupación Nazi en los Países Bajos en 1945. El total de muertos a consecuencia de la Segunda Guerra Mundial en el país de los tulipanes: 240 000. Un 2.1% de la población[3].

Ambos países tienen a día de hoy dos coronas: una vírica y otra política. Creo que todos estaremos de acuerdo, independientemente de nuestros colores políticos, que la microscópica es la que más le pesa a ambos países en este momento.

Hoy me permito reflexionar. No soy historiador ni analista, soy físico (afortunadamente vuelvo a estar convencido de esto). Mis referencias son la Muy Interesante, la Wikipedia, y Google. Pero pienso en velocidades, cambios, intervalos y eventos. Supongamos un intervalo de tiempo, y un caudal que cruza ese intervalo. Los diferentes eventos a considerar serán a) la Guerra Civil en España, b) la Segunda Guerra Mundial en los Países Bajos, o c) el COVID-19 en España o los Países Bajos. Y el caudal, el número de fallecidos [4]. Caronte, sácate la calculadora y compruébame la tabla, porque me cuesta digerirla.

Evento

Comienzo

Fin

Días (approx.)

Total fallecidos

Fallecidos/día

Guerra Civil Española

17 de Julio de 1936 

1 April 1939

620

500 000

508

COVID-19, España

31 de enero de 2020

93

24 543

264

Segunda Guerra Mundial en los Países Bajos

10 de mayo de 1940

5 May 1945

1820

240 000

132

COVID-19,

Países Bajos

27 de febrero de 2020

65

4 893

75

La conclusión es clara. El número de fallecidos por día debido al COVID-19, aunque muy por debajo de los números de la cruenta Guerra Civil Española, apunta dimensiones bélicas. La humanidad está en guerra contra un enemigo común e invisible. Lamentablemente, no estamos tan unidos como deberíamos, ni entre países ni entre personas. Siento la división entre la Europa del norte y del Sur ensancharse día a día, partiendo de la falta de medidas comunes contra la crisis a nivel Europeo. Cuando pase lo peor de esta crisis, la diferencia entre países podría ser abismal. 

Como en toda guerra, el adormecido instinto de supervivencia se despierta: todos pensamos en nosotros mismos y nuestro futuro. Sin embargo, en esta guerra no habrá fotos de Capa, sino de personal sanitario exhausto. Son ellos, y los investigadores que trabajan contra reloj buscando una cura, contra el maldito virus. No me atrevo a plantearme qué bando tiene ventaja ahora mismo. Solo sé que esta guerra solo se gana siendo racionales, y tomando las precauciones necesarias para evitar en lo posible la propagación del virus. 

Me gustaría acabar con una nota optimista: las cosas irán a mejor. La Tierra se ha recuperado. Y la debilidad del sistema social-económico actual ha sido puesta en evidencia.  Honestamente, prefiero una guerra de la humanidad contra un virus que una guerra en la que no atomizamos entre nosotros. Confío en que, como especie, saldremos mejor de esta crisis.

Me despido desde la comodidad de mi encierro moderado, con la tristeza natural nacida de saber que nada volverá a ser igual. Espero que me perdonen el posible macabrismo que algunos puedan leer entre estas líneas. Sólo son números; la forma de lidiar con esta crisis está, en gran medida, en nuestras cabezas. Es allí donde podemos, y debemos, ganarle el pulso al virus.

Salud y absencia de corona para tod@s.

Referencias:

[1]https://www.scientificamerican.com/espanol/noticias/recopilando-el-testimonio-genetico-de-los-muertos-de-la-guerra-civil-espanola/

[2] https://en.wikipedia.org/wiki/Spanish_Civil_War#Death_toll

[3] https://en.wikipedia.org/wiki/World_War_II_casualties

[4] https://gisanddata.maps.arcgis.com/apps/opsdashboard/index.html#/bda7594740fd40299423467b48e9ecf6

El amor en tiempos del corona: canciones para un crisis

El amor en tiempos del corona: canciones para un crisis

El realismo mágico, del cual García Márquez es uno de sus máximos exponentes, juguetea con nuestras cabecitas y nos intenta mostrar lo irreal como algo cotidiano o común. ¿Puede alguien confirmarme, pues, que no estamos viviendo en una novela de García Márquez en este momento? Y lo que es más importante: ¿Cómo construimos defensa ante semejante ataque a la cordura? 

La tercera ley de Newton estable que por toda acción hay una reacción en sentido opuesto y de la misma magnitud. Mi temor estos días es que la reacción puede tener, de hecho, dos direcciones: unirnos como seres humanos, o separarnos aún más. La guerra en la que estamos sumergidos tiene como campo de batalla y soldados no sólo a nuestros hospitales y a nuestro personal sanitario, tan necesitado de algo más que aplausos. Esta guerra la ganamos también cada uno de nosotros en nuestras propias mentes, y nuestro deber cívico es mantenerlas lo más despiertas y activas que podamos. Por esto, creo que más que nunca necesitamos el amor y la música, inevitablemente unidos.

Venga, vale. Llámenme tonto, cursi, idealista, romántico, o sean españolitos casposos con cero inteligencia emocional que necesitan usar la sexualidad como insulto y llámenme gay. Les escupiré a la cara que “gay” significa literalmente “feliz”, así que todos “gay-up”: ¡sonrían carajo! Tengo las armas afiladas en esta guerra contra el virus, y como tantos otros sigo al pie de la letra la canción del Dúo Dinámico y “Resistiré” porque “soy como el junco que se dobla pero siempre sigue en pie”. Mi himno personal, mi canción para soltar las lágrimas de rabia, ha sido “Time Fate Love” (Tiempo Destino Amor) del legendario Luca Prodán (líder de la banda de post-funk Sumo):

«A girl called time took a long long trip and never, never came back.

A boy called fate made up his mind. 

And I did it when it was too late.

But a girl called love flew to me from the air around.


She filtered in, to my skin. She didn’t make a sound.

And every time I breath I hear her sounds.

And every time I look or see I feel her presence strong and near.»

“Una chica llamada tiempo hizo un largo viaje y nunca regresó.

Un chico llamado destino tomó una decisión. 

Pero yo lo hice cuando fue demasiado tarde.

Pero una chica llamada amor voló hacia mi desde el aire alrededor.

Se infiltró bajo mi piel. No hizo ni un ruido.

Y cada vez que respiro escucho sus sonidos.

Ya cada vez que la mire siento su presencia cercana y fuerte.”

Para llorar, vamos. Pero no todo es sentimentalismo y amor, también tenemos que pedir cuentas a muchos jefes de estado que parece solo quieren prologar esta situación. Propongo ir encargando más de un “ataúd para un jefe de estado”. El hidalgo nigeriano del afrobeat Fela Kuty nos impregna en su canción “coffin for a head of state” de una fuerza impresionante ante los poderos fácticos. Después de que el gobierno literalmente tirara a su madre por la ventana, el respondió con música. Y una música con la que es imposible no moverse. Fela predica la resistencia a través de la música y el baile. Tomemos nota, resistamos bailando.

“Negras tormentas agitan los aires, nubes oscuras nos impiden ver”, así que “a las barricadas” mentales y a unirnos todos contra el maldito virus (versión de un brigadero internacional, aparentemente). Como dice la Billos Caracas Boys “sigan bailando” lo que más les guste, “bolero o disco, o cumbia o salsa, merengue, o rock n’ roll”. 

Salud y falta de corona para tod@s.

La Burbuja Coqueta: Interfaces y tiempos de medida

La Burbuja Coqueta: Interfaces y tiempos de medida

La segunda ley de la termodinámica penaliza el incremento de energía mientras favorece un incremento de entropía. El fascinante concepto de entropía ha sido largamente ligado al desorden, pero ambos términos no necesariamente van cogidos de la mano. De la definición de entropía y de cómo ésta se maximiza (de forma a veces contra-intuitiva), hablaremos en otra ocasión.

El estado de mínima energía determina en muchas ocasiones nuestro entorno. El agua fluye de las montañas al mar, el polvo sedimenta en nuestros muebles, la materia se descomponen. De la misma manera, la geometría que el agua adquiere en contacto con distintas superficies responde al principio de energía mínima.

Cuando llueve, las gotas de agua adquieren su forma tan particular sobre las hojas dado que tienden minimizar su energía. Las hojas de las plantas tienden a repeler el agua (decimos que son “hidrofóbicas”): las raíces son las encargadas de absorber el gua del suelo, y las hojas realizan otras funciones. Por esta razón, las gotas minimizan su contacto con las hojas formando quasi-esferas de agua. La forma de media-luna que podemos ver en la línea de contacto del agua en el vaso responde, asimismo, al principio de mínima energía.

Gota de agua sobre hoja, indicando el aparente ángulo de contacto con la superficie

Gota de agua sobre hoja, indicando el aparente ángulo de contacto con la superficie. Imagen tomada del documental “Microcosmos: la gente de la hierba” (1996).

De manera similar, cuando creamos una pompa de jabón, la forma esférica responde al principio de mínima energía. Contrario al agua de lluvia, el agua en este caso contiene “surfactantes”, palabra que proviene del inglés surfactant, que a su vez proviene de “Surface Active Agent”. No es más que una palabra bonita para denotar, en este caso, a las moléculas que forman el jabón. En español, estas moléculas también son denotadas como tensioactivos, y les dan a las pompas las tonalidades rosadas que las gotas de agua exhiben. Una de estas “moléculas de jabón” tiene una masa 20 veces superior a la de una molécula de agua.

Componente típico del jabón comparado con una molécula de agua.

Izquierda: Un componente típico del jabón (esterato de sodio) comparado con una molécula de agua. Derecha: Modelo simplificado de surfactante (i.e., cómo un físico ve una molécula), con la parte hidrofóbica en blanco y la hidrofílica en rojo.

Estos surfactantes contienen una parte que es atraída por el agua y otra que se siente repelida por ella (llamadas, respectivamente, parte hidrofílica y parte hidrofóbica). Por esta razón, tan pronto como creamos un pompa de jabón, los surfactantes se agrupan en la superficie de la burbuja, de forma que se puedan agrupar cuantas más, mejor. En esta agrupación, la parte hidrofílica de las moléculas apunta hacia afuera de la superficie de la burbuja. La forma que permite más surfactantes en la superficie en contacto con el aire es la esfera, por tanto es la forma en la que la burbuja adopta para que la parte hidrofóbica los tensioactivos minimice el contacto con el agua. Debido una diferencia de concentración entre las moléculas en la superficie y dentro de la burbuja (tanto de agua como de jabón), se crea una fuerza sobre la superficie de la burbuja, que actúa en contra de cualquier deformación que intente modelar la forma esférica. Esta fuerza se denomina tensión superficial.

¿Es esta toda la físico-química detrás de las pompas de jabón? ¿Dónde ha quedado la coquetería burbujil prometida en el titulo?

Pese a su relativamente gran tamaño (comparado al menos con las moléculas constituyentes del agua), los surfactantes no están completamente fijos en la superficie de la burbuja. Como toda molécula, se mueven debido simplemente a la existencia de la temperatura. Esto es lo que se conoce como agitación térmica: cuanta más alta es la temperatura, más se mueven las moléculas. Es por esto que el agua se evapora cuando la calentamos: las moléculas están suficientemente agitadas para escapar a la atmósfera. De esta forma, aunque estrechamente encajados en la superficie que separa el aire del agua, los surfactantes se mueven.

Burbujas coquetas, exhibiendo sus llamativos tonos rosas.

Tres burbujas coquetas, exhibiendo sus llamativos tonos rosas debido a la presencia de surfactantes.

Lo que apreciamos en nuestra escala como un objeto de forma definida, es realmente un objeto cuya forma a nivel microscópico depende del preciso instante en el que se observe. Nuestra limitada percepción es suficiente para entender la causa macroscópica del equilibrio. Sin embargo, para un liliputiense de tamaño molecular, el suelo que pisa sobre la superficie de la burbuja es en absoluto estable.

Captura de pantalla de una simulación de las fluctuaciones térmicas.

Captura de pantalla de una simulación de las fluctuaciones térmicas de una interface agua-aire con surfactantes. La parte roja de las moléculas tiene afinidad por el compuesto azul, mientras que la parte blanca la tiene por el compuesto rojo. Imagen editada desde el vídeo Interfacial thermal fluctuations in presence of surfactants.

En promedio temporal, la burbuja es relativamente estable. En nuestra escala, también. Para un observador con un tiempo de vida más corto y mucho más pequeño, la estabilidad de la burbuja resulta algo difícil de creer.

La burbuja coqueta transmite en sus diferentes escalas de tiempo y longitud un mensaje aterrador para el cosmofanático: el equilibrio dependen de la vara temporal y longitudinal usada. La burbuja nos invita así a reflexionar sobre el tamaño del ser humano en el universo y su estabilidad tal y como la entendemos. En términos cosmológicos, la formación de la Tierra ocurrió hace poco, muy poco tiempo. Una montaña no es más que una gota que emerge y desaparece del suelo, vista en escala geológica.

Sabemos que los planetas giran alrededor del Sol en una danza de equilibrio y armonía. Sin embargo, esta danza está sujeta a la danza mucho mayor de las galaxias entre sí. Un observador con un tiempo de vida inimaginable para el ser humano verá cómo Andrómeda y la Vía Láctea danzan entre sí, percibiendo que la armonía planetaria de la que creemos formar parte nos es más que un estado de transición, llamado a desparecer tal y como las pompas de jabón desaparecen al (poco) tiempo de ser formadas (para tener un idea de cómo esta colisión entre galaxias podría ser, ver vídeo aquí).

Puestas fuera de contexto, las palabras del sabio Evaristo establecen la posición del ser humano en el universo a la que la burbuja nos ha llevado: “No somos nada”.

Nikos Kazantzakis y el espíritu científico

Nikos Kazantzakis y el espíritu científico

Dije al almendro: «Hermano, háblame de Dios».
Y el almendro floreció.”
-Nikos Kazantzakis*, en “Informe al greco”.

El controvertido autor heleno de la afamada novela Zorbas el griego (adaptada al cine por Michael Cacoyannis en 1964) transmite su experiencia existencial-espiritual en su testamento literario, Informe al Greco. Veterano de vivir, embarrado de emociones y sucio de realidades, este soldado nos deja en su autobiografía más de una lección que el hombre de ciencias, lamentablemente muchas veces alejado de la estética, debería apreciar. (más…)