El segundo electrón, o la sutil frontera entre la física y la química

El segundo electrón, o la sutil frontera entre la física y la química

Breve introducción: el método científico

Tanto la física como la química se basan el método científico. Dicho de forma muy simplificada, el método científico consiste en observar fenómenos naturales, postular una serie de reglas y leyes que tengan un carácter universal que los expliquen, y cotejar el comportamiento que predicen estas leyes con la realidad empírica; hasta que se observa otra cosa y hay que cambiar el modelo por otro mejor. Pongamos un ejemplo: Newton vio que las masas se atraían, y que su atracción se podía definir con una magnitud llamada fuerza (gravitacional), que es inversamente proporcional a la distancia de masas al cuadrado, y proporcional al producto de las masas. De esa fuerza se podía calcular la aceleración de esos cuerpos. Se vio que este modelo era válido para explicar la caída de los objetos en la Tierra y que también era válido para explicar el movimiento de los planetas y por lo tanto, mientras cuadraba con lo esperado, se dio por buena la ley. Fijémonos en que la ciencia no persigue la causa última de por qué se atraen las masas, sino que busca una explicación más inmediata, el cómo: un mecanismo universal. Es importante que dicho mecanismo no cambie de un día para otro, ni de un planeta a otro. Otra cosa: las leyes científicas no son verdades absolutas: siglos después, Einstein descubrió que la gravitación universal de Newton no funcionaba a la perfección y propuso un modelo nuevo, el de la relatividad general. Aun así, eso no significa que el conocimiento previo sea una burda mentira, simplemente es un modelo perfectible, y con todo, el de Newton todavía sirve para mandar satélites al espacio.

¿Física o química?

Había una serie de televisión en España llamada Física o Química. En realidad yo nunca la vi, pero presumo que se basaba en las discusiones epistemológicas de los estudiantes adolescentes, que se enzarzaban en largos debates sobre si era mejor la física o la química, con el propósito de dilucidar cuál era la carrera universitaria que mejor les llevaría al conocimiento y de humillar a los compañeros que habían elegido otra opción. Tal vez no fuese exactamente así la serie, pero no vamos a hacer spoilers.

Pero, ¿en qué se diferencian física y química? Pues básicamente en el objeto de estudio. Cuando hablamos del movimiento de los planetas, del espacio, la cosmología… entendemos que hablamos de física. Cuando hay masas que se mueven, rotan, chocan… también hablamos de física. Cuando tratamos campos magnéticos, cargas, circuitos… seguimos con la física. Y cuando vamos al nivel microscópico y nanoscópico y estudiamos los enlaces entre átomos y de los cambios que en ellos se producen, hablamos de química: reacciones, ácidos, bases, iones, valencias, etc. Pero cuando, ya inmersos en el átomo, nos adentramos en el núcleo y estudiamos sus fuerzas, sus desintegraciones, fusiones, fisiones, las partículas elementales que lo conforman… volvemos al terreno de la física (nuclear).

Entonces, ¿cabe decir que la química es “tan solo” un capítulo de la física, como pueda ser la física nuclear o la cosmología? Conviene ser comedidos con las palabras, pues de esta afirmación se podría interpretar que una disciplina implica una posición social y académica más prestigiosa y meritoria que otra. Y no es así. Ningún físico le reprocharía a un astrónomo que “la astronomía es tan solo una parte de la física”, de la misma manera que un médico de cabecera no se reirá de un neurólogo porque “la neurología sea tan solo una parte de la medicina”. Pero la física y la química son dos carreras universitarias diferentes, con dos historias diferentes, y dos colegios profesionales diferentes, lo cuál puede generar absurdos piques. Yo sugeriría que la química es una especialización de la física: es la física de los entresijos de la materia. Intentaré explicar por qué y, sobre todo, espero que nadie lo interprete como que una ciencia es mejor que la otra.

Cuando yo estudié Física Cuántica, en tercero de Física, nos explicaron los postulados que regían sus fundamentos: básicamente, plantear correctamente la ecuación de Schrödinger, cuyas soluciones son los posibles estados del sistema que estudiamos. De ahí se pueden saber las posibles energías, velocidades, y demás magnitudes que presenta un sistema tras una medición, y con qué probabilidad. Nos demostraron cómo se resolvía la ecuación de manera exacta cuando tenemos un átomo con un solo electrón. A partir de dos electrones, hay que recurrir a métodos numéricos (variacional, o de perturbaciones) que tienen una base física, pero aquí se acaba el temario. La física busca lo fundamental: qué es la ecuación de Schrödinger, cómo hay que plantearla, qué son las funciones de onda (una herramienta matemática que sirve para describir las características del problema)…. El segundo electrón ya no se considera un problema fundamental, sino un “caso particular”, una especialización, y la física se lava las manos. Aunque siempre podría estar sujeto a discusiones, se podría decir que ahí empieza la química. Por lo menos, la química cuántica.

Alguien que hubiera leído la última frase podría pensar que la química es inferior por ser sólo un “caso concreto” de la física. Pero en realidad, que la física nos diga cómo interaccionan dos masas o dos cargas no nos soluciona muchos problemas de nuestro día a día. Sabemos qué pasa cuando interaccionan dos electrones, y un electrón con un núcleo, y cómo plantear el problema matemáticamente pero, ¿y ahora qué? ¿Qué pasa cuando tenemos un átomo de helio con dos electrones? ¿Y cuando tenemos una molécula formada por varios átomos, cada uno de ellos con varios electrones? ¿Y cuando tenemos un cristal? ¿Y una proteína? El mundo en que vivimos es extremadamente complejo. Por ejemplo: una proteína puede tener decenas de miles de átomos, cada uno de ellos con diferentes números de electrones. Calcular las energías de los estados excitados de un sistema de 200 átomos (por ejemplo, unos cuantos aminoácidos de una proteína) puede llevar varios días de cálculo, con muchos ordenadores trabajando a la vez: ¡es todo un reto para la computación! La física nos aporta verdades que la química asume, pero la química se arremanga y se pone a resolver cuestiones de gran complejidad que para la física son casos no ideales. Bueno sí, no ideales, pero es que resulta que en el mundo no sólo hay átomos de hidrógeno, ni te encuentras con osciladores armónicos cuánticos en cada esquina. Desde el estudio de qué le pasa a la materia cuando se disuelve en agua o cuando reacciona con ácidos o bases, hasta cómo la testosterona penetra en el interior de la célula a través de una proteína, todo eso lo puede estudiar la química. Y lo hace gracias a la física, pero sin la física.

Así, si la física es ciencia de lo fundamental, la química estudia lo complejo. Nacieron por separado, pero con el tiempo, y sobre todo gracias a la cuántica, química y física se han encontrado y son un continuo de conocimientos abordados con un mismo método científico, y cuya separación es cada vez más relativa. Así lo prueban el éxito que están teniendo las nuevas dobles titulaciones de física y química en universidades como la UAB. En estudios como la física de materiales o la nanotecnología, la convergencia de la física y la química es más que evidente. Espero que con el tiempo física y química sean dos grados de aproximación y detalle de una misma disciplina que estudia el mundo natural, tal vez con distintas salidas en el mercado laboral, pero jamás como posiciones opuestas y enfrentadas.

Diario de expediciones pasadas: Cómo se experimenta en el Ártico (I)

Diario de expediciones pasadas: Cómo se experimenta en el Ártico (I)

Los días antes de embarcar son un caos. Literalmente son una sucesión de viajes entre el puerto y la Universidad para ver que material falta, que necesitamos, que va a pesar demasiado o simplemente, para llegar y acordarte de que te lo has dejado atrás. Suerte que el puerto de Tromsø (Noruega, paralelo 69, Círculo Polar Ártico) está cerca de la Universidad.

El primer día comienza con la tradicional prueba de botas. Y aunque suene como algo entretenido, no es nada apacible. En el norte noruego puede llegar a hacer -15ºC en febrero. Pero bueno, hay que hacerlo y como manda la tradición (estos escandinavos…) se hace en la calle. La cosa es simple, se llevan las botas con punta reforzada al exterior, se coge una manguera y se llenan de agua. Aquella que pierda agua, está agujereada y hay que parchear o tirarla y buscar otra rápidamente. Aquel día hubo suerte y como dijo Ivan “tutto bene”. (más…)

La importancia de las aproximaciones: los problemas de Fermi

La importancia de las aproximaciones: los problemas de Fermi

En nuestro día a día intentamos resolver la pregunta “¿cuánto?” más veces de las que, quizá, somos conscientes. Además, muchas veces no podemos responder con exactitud a la pregunta que se nos plantea porque no tenemos la información suficiente y, aun así, necesitamos no equivocarnos demasiado.

Estas preguntas pueden surgir en cualquier momento y espero que, una vez terminéis el artículo, las sepáis identificar y os animéis a resolverlas. Por ejemplo, la frase “¡Cuánto te ha crecido el cabello desde la última vez! Te crece muy rápido, ¿verdad?”, lleva inevitablemente a hacerse la siguiente pregunta: “¿A qué velocidad crece el cabello?”. O, siguiendo con este mismo tema: “¿Cuántos pelos hay en una cabeza?”. Si un día nos levantamos con el pie izquierdo incluso nos podríamos preguntar “¿cuántas pelotas de golf caben en una maleta?” o bien “¿Cuántas hojas de papel gasta un alumno de primaria durante un curso?”.

Este tipo de preguntas se conocen cómo problemas de Fermi y la más clásica de todas tiene el siguiente enunciado: “¿Cuántos afinadores de piano hay en Chicago?”. Sólo tenéis que hacer una búsqueda en internet para encontrar una solución a esta pregunta. Sin embargo, lo que tenéis que saber apreciar es la importancia de dar una respuesta del orden de magnitud correcto. En el caso de los afinadores de piano se calcula que habría unos doscientos, pero si la respuesta hubiera sido cien o trescientos debería ser considerada igualmente válida ya que es del mismo orden de magnitud. En cambio, sí se respondiera doce o mil setecientos no serían respuestas validas ya que, al no ser del mismo orden de magnitud, no darían una estimación real del número de afinadores que hay en esa ciudad.

En este artículo, a modo de ejemplo, intentaremos resolver a la pregunta “¿Cuántas pelotas de tenis se utilizan en un torneo de Roland Garros?”. Además, para hacerlo, no haremos ninguna búsqueda en internet sobre posibles datos que se nos planteen necesarios para resolver el enigma, sino que intentaremos desagregar al máximo cada concepto hasta que encontremos algún dato que si conozcamos o bien alguno que nos atrevamos a estimar sin tener miedo a equivocarnos demasiado. Así pues, empecemos:

En el torneo de Roland Garros se juegan las siguientes categorías: individual femenino, individual junior femenino, dobles femenino, dobles junior femenino, individual masculino, individual junior masculino, dobles masculino, dobles junior masculino y dobles mixto. Estoy bastante seguro de que en cada categoría se debe jugar un numero diferente de partidos antes de llegar a la final, pero como no lo sé, voy a suponer que en todas las categorías se juegan la primera ronda, la segunda ronda, la tercera ronda, cuartos de final, semifinales y final.

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En cada categoría se juegan, pues, treinta y dos partidos de primera ronda, dieciséis de segunda ronda, ocho de tercera ronda, cuatro de cuartos de final, dos de semifinales y, evidentemente, una final. En total sesenta y cuatro partidos por cada categoría. Cómo tenemos nueve categorías distintas, tenemos un total de quinientos setenta y seis partidos en el torneo de Roland Garros.

Todos los partidos se juegan al mejor de tres sets, excepto las finales, que se juegan al mejor de cinco. Aun así, vamos a considerar que todos los partidos son al mejor de tres sets porque, al fin y al cabo, sólo hay nueve partidos que se juegan al mejor de cinco contra los quinientos sesenta y siete que se juegan al mejor de tres.

Cada partido, en el mejor de los casos para el vencedor, se puede ganar con sólo dos sets jugados, mientras que, si la cosa está igualada, se tienen que jugar los tres sets. Así pues, podríamos considerar que cada partido se gana, de media, con dos sets y medio.

Vamos a analizar ahora cuantos puntos son necesarios para ganar un set. En el mejor de los casos para el vencedor, puede ganar el set con sólo seis puntos jugados, y en el peor de los casos, se puede llegar a jugar doce más el “tiebreak” (que consideraremos cómo un punto más), es decir trece. De media, pues, podemos considerar que cada set se gana con nueve puntos y medio.

Por último, aunque no menos importante, toca analizar cuantas bolas son necesarias para conseguir llevarnos un punto. La técnica que utilizaremos para hacer una estimación es idéntica a la de los casos anteriores. Un punto se puede ganar dejando al rival a cero, en cuyo caso se gana únicamente con cuatro bolas, mientras que es posible que se alargue hasta la infinidad, ya que se tiene que ganar de dos bolas. Por poner un tope, supongamos que los jugadores llegan a 40-40 y luego sacan ventaja y se vuelven a igualar como máximo dos veces antes de finalizar el punto. En este caso serían doce bolas. Así pues, tendríamos una media de ocho bolas por punto.

Llegó el momento de hacer la estimación sobre cuantas bolas puede aguantar en buenas condiciones una pelota de tenis. Personalmente, y teniendo en cuenta que en Roland Garros están los mejores tenistas del mundo y que, además, estas pelotas luego se revenden como nuevas, apostaría por un número del orden de magnitud de 2 pelotas jugadas por cada bola.

Haciendo números a partir de los resultados que hemos ido recopilando, veremos que nuestro cálculo da unas 54.720 pelotas de tenis utilizadas en el torneo de Roland Garros. Si hacemos una búsqueda en internet sobre esta información encontraremos que es la empresa francesa Babolat la encargada de proveer las pelotas para el torneo y que más de 60.000 pelotas son utilizadas durante los quince días que dura la competición.

Como podéis ver, hemos obtenido un resultado que no se aleja tanto de los datos aportados por la empresa proveedora de pelotas oficial del torneo. A veces es más importante conocer el orden de magnitud que no el número exacto y este es un claro ejemplo. Se puede decir mucho sin tener ninguna idea sobre un tema, ¡siempre que usemos la cabeza!

Enrico Fermi, Premio Nobel en física en 1938, quien estuvo presente durante la primera explosión atómica de la historia en 1945, dejó caer unos papeles cuando la onda expansiva llegó a los científicos que la observaban. Comparando el comportamiento de los papeles durante la explosión con el comportamiento normal, sin explosión, Fermi estimó que la energía de la bomba era de algo más de diez kilotones. Después de que el resto de científicos hicieran números mucho más elaborados, y por lo tanto días después, se llegó a la conclusión que la energía de la bomba era de dieciocho kilotones.

Como habréis podido imaginar en física, así como en todas las ciencias, es muy importante innovar, ser creativo, capaz de sacar resultados sorprendentes a partir de hipótesis que nadie hubiera planteado. Romper el problema en mil pedacitos y resolver cada uno por separado, pero siempre como uno único.

Os animo a que resolváis los problemas mencionados al inicio del artículo y os informo que están resueltos por internet.

La ciencia como bien cultural. Presentando ReCiencia.

La ciencia como bien cultural. Presentando ReCiencia.

Existen conceptos complejos que utilizamos a diario cuya definición exacta resulta extremadamente difícil. La cultura es uno de ellos. Hay muchas posibles definiciones de cultura, dependiendo del contexto y de los matices que queramos resaltar, aunque seguramente todos estaremos de acuerdo en que la mayor parte de ellas tratan de productos del intelecto humano. (más…)

Átomos, bits y alquimistas cuánticos. Resumen de Ars Electronica Festival 2016

Átomos, bits y alquimistas cuánticos. Resumen de Ars Electronica Festival 2016

El tema central de esta edición de Ars Electronica Festival, en activo desde 1979, ha sido RADICAL ATOMS and the Alchemists of our time. En líneas generales, la propuesta del festival consistía en presentar una cartografía de proyectos y propuestas que, en el contexto de la revolución digital y transformaciones sociales y culturales, buscan diluir o, a veces, delimitar fronteras y amalgamar el cuerpo des-encarnado del big data con la materia física, o lo que en otras palabras podríamos nombrar como una suerte de encarnación a través de múltiples interacciones entre bits y átomos a través del trabajo con substancias naturales.

Uno de los colaboradores principales de esta edición ha sido el Tangible Media Group, del MIT Media Lab. Este grupo de investigación, dirigido por el Prof. Hiroshi Ishii, centra su trabajo en interfaces humano_máquina, interfaces que interpelan a las artes, tecnologías y sociedades a partes iguales.

Radical Atoms is our vision of human interaction with future dynamic materials that are computacionally reconfigurable […] Our vision of Radical Atoms is based on hypothetical, extremely malleable and reconfigurable materials that can be described by real-time digital models so that dynamic changes in digital information can be reflected by a dynamic change in physical state and vice-versa. […] With Radical Atoms we are developing our vision of interactions which do not exist today, but may be invented in next 100 years by atoms hackers (material scientists, self-organizing nano-robot engineers, etc.), and speculating on new interaction techniques and applications which would be enabled by the Radical Atoms.   Hiroshi Ishii

Quizás una de las propuestas más interesantes de esta edición ha sido el hecho de centrarse en quienes están detrás, o para ser más precisas deberíamos decir enredadas, con esas tecnologías. Retomar la figura de la alquimia como posibilitadora, en parte, de las ciencias modernas y re-descubridora de conocimientos ancestrales para traerla al contexto contemporáneo de la mano de pensadores, artistas, científicos y, en términos generales, quienes están interesadas en las potencialidades que nos ofrecen las tecnologías en tanto que polímeros biodegradables de una colonia celular que está creciendo en una multiplicidad simultánea. Dicho de otro modo, el interés por las tecnologías como posibilitadoras de otras relaciones posibles, como clave fundamental para pensar y articular futuros especulativos y enredos cuánticos. 

Durante los cinco días de festival ha habido una consecución de simposios, workshops, presentaciones, conciertos, performances, encuentros de makers, proyecciones y una multiplicidad de propuestas que resultan tan interesantes como útiles para no perder de vista el anhelo romántico del ser humano por el infinito y su perpetua separación de él, es decir, cuan imposible resulta abarcar toda la programación del festival. A pesar de ello, os proponemos una breve, y sesgada, selección:

Conferencias: Radical Atoms Symposia

Sin lugar a dudas, el simposio estrella del festival, el que ha agrupado a los grandes nombres y cuyas actividades se han dividido en cuatro panels.

Symponsium I.I- Radical Atoms- From Vision to Practice, Hiroshi IshiiLining Yao o David Lákatos, mostraron distintos proyectos y aproximaciones para visibilizar cómo la interacción entre arte(s) y tecnología(s) se nutren simultáneamente a la hora de desarrollar tanto dispositivos como líneas conceptuales. Un recorrido a través de ejemplos tangibles, realizados por Tangible Media Group, para mostrar cómo ideas que provienen del arte ayudan al desarrollo de investigaciones tecnológicas.

Symposium I.II- Radical Atoms – Impact and Expectations, este panel siguió la estela del anterior, poniendo en común los trabajos del Tangible Media Group con el Ars Electronica Futurelab, para abordar conjuntamente cuestiones relativas cómo la evolución de Radical Atoms puede afectar a distintas prácticas, sectores económicos y estructuras cotidianas.

Durante esta sesión los participantes, entre ellos Carlo RattiYoichi Ochiai o David Benjamin, presentaron distintas aproximaciones a través de proyectos a preguntas que sobrevuelan nuestro contexto ¿Qué impacto tendrán estos nuevos materiales dinámicos en las disciplinas creativas como el arte o la arquitectura?¿Cuáles son las perspectivas para el diseño de robótica? ¿Encontraremos algún día drones como átomos radicales aerotransportándose? ¿Qué pasa cuando nuevos materiales son amalgamados con ADN humano? Y ¿cómo los usuarios seremos capaces de encontrar nuestro camino en la dinámica del tecno-mundo de mañana?

Como era de esperar, todas estas preguntas continúan abiertas tras el panel. Pero a pesar de comprender que en el contexto en el que se están desarrollando estos proyectos probablemente sea más interesante formular las preguntas de modo pertinente que no buscar respuestas precipitadas, continua sorprendiendo que se sigan utilizando términos como disciplinasnuevo o mundo sin ahondar en una crítica rigurosa de los términos y lo que comporta su uso en los discursos que acompañan a eventos culturales contemporáneos.

Symposium II: The Alchemists of the Future. De los cuatro panels, este simposium fue el top of the pops de las conferencias durante el Festival. Conformado por Joe Davis, considerado uno de los padres del Bioarte, juntamente con Siegfried Zielinski o Verena Kuni, entre otros, para discutir desde diferentes perspectivas la re-formulación de la alquimia en el contexto de las prácticas contemporáneas. Joe Davis aprovechó la ocasión para presentar su proyecto Astrobiological Horticulture, dónde explora las posibilidades para la creación de organismos que puedan sobrevivir en los depósitos de frío por debajo de la superficie de Marte. Proyecto tan interesante como polémico, y que debido a su complejidad exige un artículo específico que desgrane las cuestiones fundamentales. Tanto Zielinski como Verena Kuni, no sólo ilustraron diferentes relaciones de la alquimia con las prácticas contemporáneas, sino que también hicieron referencia a la necesidad de pensar la alquimia de nuestro tiempo en términos éticos, políticos y ecológicos, teniendo presentes la multiplicidad de crisis que nos rodean, destacando que sin este compromiso los usos de las potencialidades tecnológicas pueden devenir, de nuevo, en meros instrumentos al servicio de, por ejemplo, las fluctuaciones del mercado. 

Joe Davis Credit: Ars Electronica

Joe Davis trabajando en su proyecto durante el festival Credit: Ars Electronica

Symposium III: Art & Science at work. El último panel de este simposio, a modo de cierre de las reflexiones surgidas en los anteriores, presentó distintas posibilidades para asentar y evaluar las relaciones entre prácticas artísticas y científicas, o a modo grandilocuente y poco preciso, la relación entre Arte y Ciencia, ambas con mayúsculas. También se presentó European Digital Art and Science Network, una iniciativa europea para que artistas hagan residencias en diferentes centros de investigación, una de las más conocidas y reputadas es en el CERN. 

Exposiciones: The Alchemists of our time

Una de las propuestas más interesantes de esta edición, como se ha mencionada anteriormente, ha sido el interés por poner el centro de atención en quienes están en esos lugares híbridos entre diferentes áreas de conocimiento, en quienes desarrollan aproximaciones heterogéneas y buscan, a través de la experimentación, otros modos de habitar las tecnologías. 

The Alchemists of our time se presentó durante el festival a modo de cartografía (habría sido deseable poder decir crítica) de algunas prácticas contemporáneas que ejemplifican esas interacciones encarnadas entre bits y átomos, en el mejor de los casos, algunas de ellas planteando usos disruptivos. Cabe decir, que aunque la gran mayoría del tiempo se tenía la sensación de estar en una feria de tecnología, la estructura de la exposición fomentaba el diálogo, no sólo con lo proyectos sino también con los investigadores, ya que estaban allí para explicarlo. Dada la magnitud de la exposición, compuesta por 66 proyectos, a pesar de que uno de ellos no esté recogido en el catálogo, os presentamos otra brevísima y sesgada selección a modo de paseo visual por las diferentes propuestas. Prometemos análisis desarrollados de algunos de estos proyectos en los próximos días. 

Aurelia 1+Hz/ Proto Viva Sonification. Credit: Ars Electonica

Aurelia 1+Hz/ Proto Viva Sonification. Sobre la comunicación inter-especies a través de la performance.

Credit: Ars Electronica

 Špela Petrič . Miserable Machines : Soot-o-mat Credits: Ars Electronica Proyecto que explora el bio-diseño, que llama a la integración con sistemas vivos en términos tecnológicos, ecológicos y de imperativo moral

Špela Petrič . Miserable Machines : Soot-o-mat. Credits: Ars Electronica

Proyecto que explora el bio-diseño y que llama a la integración con sistemas vivos en términos tecnológicos,                                                     ecológicos y de imperativo moral.

Proyecto online-fiction que narra la creación de Oscar, un organismo vivo construido a partir de células humanas, que demuestra la posibilidad de crear vida modular.

Floris Kaayk. The Modular Body. Credits: Ars Electronica

Proyecto online-fiction que narra la creación de Oscar, un oranismo vivo construido a partir de células humanas, demostrando la posibilidad de crear vida modular.

Cabe destacar también la visita guiada a la que asistimos de la mano de Paula Pin, que estaba en el festival en representación de Pechblenda para presentar Gynepunk, un nodo de contrapoder que dicho muy rápidamente, trabaja en la generación de herramientas, técnicas y conocimientos, basados en el open-source, en el DIY y el DIT para configurar sistemas básicos de diagnosis y permitir así sacar el conocimiento ginecológico fuera del paternalismo de la industria-intitución bio-médica. Este proyecto, al haber sido incorporado en último momento a la programación del festival no sale en el catálogo, por lo que os animamos a que investiguéis aquí y aquí

Paula Pin explicando el proyecto Gynepunk_Anarchagland Credits: Guillem Comas

 

Centrifugadora de fluídos, construída por Gynepunk con elementos reciclados y código abierto   Credits: Guillem Comas

Performances y Conciertos

Como en el resto de áreas del festival, necesitaríamos un sinfín de artículos y desdoblamiento en multiplicidad de otredades para poder abarcar todos los eventos musicales y performativos realizados durante el festival. Aquí, a modo general recogemos dos, pero recuerden que en breve el registro del festival estará disponible en el archivo de Ars Electronica, y que el acceso es abierto. 

Ei Wada. The Kankisenthizer Credits: Ars Electronica

Ei Wada comenzó un proyecto en 2015, Electro-Magnético-Fantásticos, reciclando electrodomésticos para convertirlos en instrumentos de música electrónica. Durante el festival realizó diversas performances donde a través de ondas electromagnéticas y diferentes intensidades de luz generaba escalas de frecuencia. 

Modular Day. Conciertos de noche. Sesión de música con sintetizadores modulares Credits: Ars Electronica

El viernes 9 y el sábado 10 tuvo lugar el Modular Music Days en Ok centrum, actividad gratuita compuesta de exposición de sintetizadores modulares, charlas y conciertos. Además, podías partipicar con tu propio sinte modular previa inscripción. 

Y hasta aquí llegamos con un resumen del Ars Electronica Festival, que como el mismo, está lleno de contrariedades y problemáticas que requieren ser abarcadas con extensión para no caer en el fetiche por las tecnologías, el buenismo de las corporaciones al invertir en investigación o la supuesta neutralidad política de las narrativas. Aún así, no quisiéramos despedirnos sin revelar que finalmente entendimos el porqué de la tríada disciplinas-nuevo-mundo. La verdad iluminó el cielo de Linz tras la performance con drones, seguida de miles de aplausos, con sus cabezas correspondientes mirando al cielo, maravilladas ante la potentia del ser humano en el desarrollo tecnológico. Una multiplicidad de aplausos normativos que recordaban a otros ecos pasados.

Por nuestra parte y para finalizar, solo nos queda esperar que la tendencia a la mímesis que demuestra año tras año Sónar con Ars Electronica no nos regale un cielo de Barcelona iluminado con centenares de drones recreando el logo de Movistar.

Registro en el Deep Sapce de uno de los múltiples momentos Illuminati perpetrados por Ars Electronica e Intel. Credits: Ars Electronica