EL PUNTO G DE LA MODERNIDAD CONTEMPORÁNEA vol III
edición = *más poético que lo habitual
Sostengo sospechas pinchando a pecho abierto las preguntas que radican en el compacto ático acrobático donde mastico los hedores de aquellas lujurias que velan por los dobleces en los que me siento lo suficientemente obligada a elegir lo recto y no lo curvo… Pues deberé entender que si al presionar mi opresión, decido quedarme en silencio, será propenso que también elija mimetizarme con la eternidad de la duda.
¿desde dónde se perfila la redondez del nudo de mi boca si basta con quitar la coma para fluctuar entre el punto y el continuo desarrollo de ideas que van ligadas hacia la seductora estrategia de seguir tirando, una y otra vez, de la red de esperanzas con las que pretendo cazar su atención?
Colguémonos en los pasillos de las infancias y juguemos al escondite por los escarpados campos de ISABEL GUARDIOLA, a ver si de pura chiripa encontramos las migajas que nos hagan regresar al camino de lo natural.
¿Pero por dónde nos planteamos atacar la ruta?
Propongo romper el hielo desde aquella lubricación que nos relaja cual viento que pretende coquetear con las ramas = así pues mordisquiemos la movilidad.
Al cuerpo le falta ser usado constantemente para que no se quede abrumado en la petrificante idea de estar agarrotado, sin embargo somos tan propensos a postergar el despertador que nos pasamos la vida con el culo pegado, los pies derretidos, las rodillas rectas y, sobre todo, ignorando las posibilidades de las caderas. Llegar a desmantelar estas reacciones que se han instalado a través de la educación citadina es acto complejo, pues reconstruir y modificar hábitos es un sinónimo de lucha constante contra la maestría de la autocompasión como la comodidad con la que nos solemos aferrar a la cama por las mañanas, ¡pero es que es tan delicioso quedarme tirada y envuelta entre las sábanas!
El desafío radica en la capacidad que tiene mi mente de atravesar el cansancio y atreverme a llevar al cuerpo al otro lado del río sabiendo que mi sed es mayor que la pereza que me condena a estar deshidratada. Desde ahí la acción sobrepasa a la palabra con intención de romper las discrepancias entre las figuras del hijo que se explora con los impulsos, el padre que se rige con lo impuesto y el adulto que busca consolidar su criterio para aterrizar, con precisión, en el balance. Todxs bebiendo del mismo vaso, todxs buscando aportar su valor en el comportamiento humano, que al final, no olvidemos que eso es lo que busca representar la interpretación de forma preliminar, replicar las reacciones que los individuos se permiten en su cotidianidad. De ahí la relevancia de darle cuerpo a los sentimientos.
Me pasó el otro día que me puse a limpiar mi casa, que por intentar enviar un mensaje terminé quemándome 20 minutos en el puto instagram, donde justo comenzó la orquesta de los pensamientos bomba que con trabajo trato de mantener al ras de la lógica. Lo interesante de esta ocasión fue darme cuenta de la cualidad de absorción que tenía mi cuerpo cuando estaba estático, pues el peso de la bruma se multiplicaba en la medida en la que me encontraba sentada y encorvada en un rincón del sillón con la cara pegada a la pantalla.
Siente lo que tengas que sentir, pero por lo menos lava los platos mientras lo haces.
Sentir con el cuerpo en movimiento hace de un soneto una canción. Isa lo dice bastante claro “cuando dejas de mover el cuerpo, éste deja de hablarte”, ya que es en ese vacío donde se genera el hueco para que la desconexión carcoma la vitalidad de nuestro sistema nervioso, aquel que le ha dejado de serle leal al tambor para servirle a la posesión consumista que nos deja embobados con su rastro de depresión, ansiedad y angustia. ¡Y así como no se amarga una, cual retoño mal alimentado!
Hay que devolverle al cuerpo lo que es suyo.
Una fractura que complica el gesto de escuchar a nuestro cuerpo le vino a Isa durante su transición hacia la adolescencia, periodo en el que su concepción de movilidad adquirió, de forma involuntaria, un grado de seriedad debido a que el juego era un elemento únicamente capacitado para las infancias. Entrar al mundo de los mayores conllevó corresponder a las normativas que debía cumplir un cuerpo femenino bajo el juicio del contexto católico en el que le tocó crecer. Atascada en lo marchito descubrió un brote lúdico en el deporte = un acompañante para recrearse en un espacio donde la relación del cuerpo con el medio natural sería vital para entender que la fortaleza le es perteneciente a los dos géneros, dado que ella visualiza que es en este ámbito donde yace la relación del cuerpo con el medio natural, pues la granadina hace mucho hincapié en que la base del movimiento es la supervivencia…

pero…
¿Desde dónde quiero luchar?
¿De qué empatías debería empaparse el mundo?
Hoy en día encuentras harto nudo,
Qué la precisión de tu acción no puede tachar.
La naturalidad se nos escurre,
Jugando decimos la verdad,
¿Y por mi culpa, y por mi culpa abandono esa curiosidad?
Pues paralizan los castigos que nos ocurren.
Adulto, padre, niño,
¿Cómo quieres ser canal si hay tanto ruido en tu cabeza?
¿Será que te sabes una indolencia?
Pues veo tus ojos muy lampiños.
Sopesan las articulaciones,
Tal vez dales un té de manzanilla,
O quizá una voz que pregunte por lo que necesitan,
Al final, ¿treparán árboles en búsqueda de flores?
O solo querrán que le susurremos las revelaciones.
0bservo al ave de pecho abierto,
Cortejando con su plumaje,
En silencio me pregunto, ¿cuál será su porcentaje?
De que le fertilicen su huerto.
En el pequeño escándalo de la vida,
Me sé un espectro conforme a mis huidas.
¡Anda! actúame tu problema,
Resolvamos matemáticas,
Observando a detalle el dilema,
Desmiembro tus circunstancias y resulta que sólo estaban estáticas,
Como colmillo que nunca mastica,
Como armadura que tampoco se justifica,
Nunca se sabe todo,
Y tampoco lo pretendo,
Solo quiero contar chistes y que se ponga el río contento.
Isa, perdóname que el artículo sea corto, es que he tenido mucho tiempo

Gracias Isa por el espacio en ACTION donde vuelvo a despertar la necesidad de querer estar viva, sacudiéndolo y movilizando cada articulación que tiene mi cuerpa salvaje para crear jugando.
Una casa en la que encuentro muy presente tu intuición con la que acompañas la investigación de nuestros ecos.
Enormemente agradecida con tu escucha
***** Por acá seguiremos explorando el contraste y los reflejos de la luz, rogándole a la incertidumbre que nos ponga más ocasiones para sacudir las carnes de mi parcela.
Hermanos y hermanas y hermanes, el artículo ha terminado,
Podemos seguir con nuestras existencias en irreverencia.
Crédito de las fotografías: autora del texto