La inquietante visión de Lucian Freud

La inquietante visión de Lucian Freud

Lucian Freud, El cuadro del pintor (1944). Óleo sobre lienzo.

El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza acoge en Madrid la exposición Lucian Freud. Nuevas perspectivas desde febrero hasta mediados de junio con motivo del centenario del nacimiento del pintor (Berlín, 1922 – Londres, 2011). La extensa muestra consta de más de medio centenar de obras desde su jóvenes comienzos hasta su amplia madurez.

Este pintor, nieto de Sigmund Freud, es un artista figurativo y a través de su obra recorremos diferentes estilos como el surrealismo o el expresionismo. El comienzo de la exposición transita sus primeras obras bajo la mirada atenta de unos grandes ojos azules que parecen observar al espectador desde diferentes ángulos dentro de los diferentes autorretratos. Sin embargo, no es él el protagonista, sino las primeras mujeres con las que se relacionó, uno de los motivos recurrentes en su obra. En ellas uno de los aspectos más llamativos es el trabajo perfecto al representar los tejidos, dado que parecen reales. Freud consiguió emular las diferentes texturas de diversas vestimentas con gran realismo.

A partir de la siguiente sala, nos adentramos en la psiche del autor con sus luces y sus sombras, las cuales aparecen representadas en sus autorretratos a lo largo de los años con sus consiguientes cambios físicos y sus diversos puntos de vista, que incluyen el contrapicado con el que parece estar juzgando su realidad, la nuestra y al propio público que lo contempla.

Hombres y mujeres con los que se relacionó son retratados tal cual en el aspecto físico, con o sin ropa, junto con sus pasiones y su cruda realidad. Retrató a una amplia gama de la sociedad y le dio visibilidad a parte de ella a través de su obra, como los homosexuales o enfermos de sida. Los desnudos son llamativos por ser bastante realistas incluso en sus trazos y texturas, ya que esto último destaca en algunos de los cuadros de forma especial, sobre todo para diferenciar personas y los tejidos que las envuelven, otorgándole a la materia un valor especial.

Lo grotesco también aparece en algunas de estas obras, no tanto por los modelos, sino por la forma nada poética de reproducirlas, alguna de ellas incluso en el suelo mostrando abiertamente su sexo, o contraponiendo a una de sus amantes en el lecho y más adelante la propia madre de Lucian Freud, aunque esto no llegara a producirse nunca en la realidad. Esto muestra a su vez una escena cotidiana con su madre vestida en confrontación con la amante.

Uno de los cuadros más inquietantes para mí fue el retrato de una de sus hijas tumbada desnuda. Se nota la rigidez de la modelo. En la explicación del cuadro se aludía a la intimidad entre padre e hija al hacer ese retrato. Sin embargo, lo que me transmitió fue tensión por parte de ella, tal vez debido a la situación tan poco habitual y tal vez tan poco natural como esta. Me resultó muy inquietante.

En suma, la exposición de Lucian Freud, organizada junto con The National Gallery, Londres, realiza un gran recorrido por la visión y la psiche de este artista a lo largo de toda su vida. El resultado para mí fue salir de ella y plantearme: ¿qué hubiera pensado su abuelo, Sigmund Freud, si hubiera podido contemplar toda la obra de su nieto? A lo largo de los años pude disfrutar en numerosas exposiciones en bastantes países pero esta es, sin duda, una de las que más me han hecho pensar y reflexionar sobre el artista y su obra en cuestión. Dado que considero que es uno de los objetivos del arte, tenemos aquí la oportunidad de contemplar un gran trabajo.

México en Feria de Arte Independiente de Madrid (FAIM ART)

México en Feria de Arte Independiente de Madrid (FAIM ART)

Entre al 10 y el 12 de junio se celebra la 18ª edición de la Feria de Arte Independiente de Madrid (FAIM ART) en la Fundación Pons. La premisa de la que parten es que «el artista se represente a sí mismo dando al espectador una visión más fresca y real de sus creaciones», ya que estos autores están durante estos días allí con sus obras para explicar, compartir y hablar acerca de arte y de sus creaciones.

Dentro de esta exposición en la que se da cabida a diversos creadores con técnicas y estilos diferentes cabe destacar al artista mexicano Manuel Miguel (Oaxaca). En sus trabajos se pueden vislumbrar las tradiciones mexicanas interiorizadas a través de sus propias vivencias en su tierra. De esta forma podemos apreciar diferentes texturas en sus composiciones con fondos trabajados y cuidados que resultan ser una base idónea para cada una de sus obras. Así podemos observar cuadros que representan emociones muy íntimas del ser humano, como el miedo o la desesperación, en tipos de retratos en los que la naturaleza tiene un papel importante en esa representación psíquica dramática. Como el propio artista explicó en la exposición, él suele explorar una idea, un pensamiento o un sentimiento en varios trabajos a través de series en las que lo va desarrollando.

Asimismo, en otras de sus obras podemos notar esa herencia cultural mexicana en la que aparecen animales míticos que ayudan a los hombres en su vida y les confieren sus cualidades para afrontarla. En ellas se puede ver a los humanos disfrutando de manera colorida y muy viva entre ellos y también de manera individual dentro de la misma composición. Estos animales además también aparecen representados en las esculturas de Manuel Miguel, siendo especialmente llamativos el jaguar y el colibrí, el cual tiene un significado especial en la vida y la obra de este artista y se ha convertido en un motivo representado en numerosas ocasiones.

Tras experimentar esta concepción de exposición con esa premisa a la que anteriormente hice referencia, la idea de la que parte FAIM ART resulta ser una visión muy atractiva para los espectadores que asistan porque pueden interactuar con estos artistas y establecer un vínculo con ellos a través de sus obras de manera directa. En el caso de Manuel Miguel esta conexión nos transporta hasta Oaxaca, sus costumbres y modo de vida, así como la visión que tiene este artista de todo ello a través de una obra igualmente reflexiva y contemplativa.

Drácula. Biografía no autorizada

Drácula. Biografía no autorizada

«Bienvenido a mi casa. Entre libremente por su propia voluntad. Deje parte de la felicidad que trae».

Drácula es uno de los personajes herederos del romanticismo más fascinantes que se hayan creado. Fruto de la mitología que transgrede el tiempo y las fronteras, Bram Stoker supo insuflarle vida a este no muerto que tiene más sentimientos que muchos de los vivos. Esta perspectiva es la que se pone en escena en Madrid con la obra de teatro Drácula Biografía no autorizada en el Teatro Fernán Gómez desde el 9 de enero al 9 de febrero.

Resulta casi inevitable relacionar el personaje de Francis Ford Coppola en su película Bram Stoker’s Dracula (1992) con vampiros artísticos posteriores. Tal es la influencia que este director ha ido generando a lo largo de los años. Es precisamente dicho influjo el que también se respira en esta obra en la que la yuxtaposición de la obra literaria, la del séptimo arte y la creada por Ramón Paso, nos llevan a recorrer el periplo de siglos de tormento de este ser. Con sus diferentes evoluciones a lo largo de la historia a raíz de sus malogrados reencuentros con Mina, el amor de su vida, le lleva a ir reconduciendo su larga existencia y su personalidad.

Conocemos al Drácula de 2020 (Jacobo Dicenta) que nos cuenta su historia a través de la música de la mano de ese otro gran autor llamado Bob Dylan y su Knockin’ on Heaven’s Door en una versión rock. Este tema sirve de leitmotiv para la desesperación de este personaje y su relación con el amor. Estética rockera asociada al lado oscuro e intrigante de lo oculto. Una visión heredada del XIX con toques más actuales y con reflexiones sobre la vida materialista y superflua actual. Es en este punto donde se acentúa la diferencia de los textos de los dos autores de esta obra.

Otro de los puntos fuertes de esta propuesta son las actuaciones. Me conmovieron especialmente la del propio Drácula, Mia y sus reencarnaciones a lo largo de los siglos (Inés Kerzancon esa mezcla de dulzura y fortaleza, Ana Azorín resulta arrolladora encarnando a la sarcástica Alisande Renfield y uno de los papeles más complicados de esta obra es el de Lucy (magníficamente interpretado por Ángela Peirat). Este antagónico personaje representa la dualidad de la luz y la oscuridad, la cordura y la locura, la inocencia y la perversión dentro de la misma persona. Sin embargo, ¿podría existir lo uno sin lo otro?

Histórico y refrescante L’elisir d’amore en el Teatro Real

Histórico y refrescante L’elisir d’amore en el Teatro Real

El sábado 9 de octubre pasó a la historia del Teatro Real porque sucedió algo prácticamente insólito: el público interrumpió la actuación con una grandísima ovación de más de cuatro minutos tras la interpretación del tenor mexicano Javier Camarena del aria Una furtiva lagrima. Fue tal la insistencia de los asistentes que, por cuarta vez en la historia de este teatro desde su reapertura en 1997, se hizo un bis en plena representación de una ópera.

L’elisir d’amore (1831) es una ópera bufa de Gaetano Donizetti. Narra la divertida historia de una caprichosa Adina -interpretada por una estupenda Sabina Puértolas– y su sufrido e inocente enamorado Nemorino (Camarena en su única actuación en Madrid). Se trata de una obra amena, alegre pero con momentos donde la emotividad es la gran protagonista. Fue justamente en uno de esas partes de la obra, en el aria Una furtiva lagrima, donde Camarena volvió a hacer historia. Estuvo brillante, sensible, expresivo y, sobre todo, magistral. Tanto en la primera interpretación como en la segunda. Fue un auténtico placer poder estar allí presente.

Aun así, como lo mejor es escucharlo, pueden hacerlo en el siguiente vídeo:

Con una coproducción con el Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia, esta propuesta además de inolvidable, fue divertida. En ella no solo hay que destacar el papel realizado por los cantantes. Tal es el caso de Paolo Fantin, quien fue el escenógrafo que partió de un planteamineto jovial ambientado en una playa con un llamativo chiringuito amarillo. Aquí también hay que destacar el gran trabajo del director de escena Damiano Michieletto. Incluyeron elementos poco habituales en la puesta en escena de óperas, como las del siglo XIX, como por ejemplo las sombrillas y las tumbonas de playa, las colchonetas acuáticas con diversas formas o la gran tarta hinchable que dio cabida a una auténtica fiesta de la espuma en la que celebrar la alegría del futuro matrimonio y también la exaltación del amor interesado.

En un alarde de gran compenetración, todos los partícipes en esta ópera consiguieron que la actuación, más allá de lo musical, fuese completa, atractiva y muy divertida. Lograron arrancarnos sonrisas y risas gracias a todas las actuaciones, desde la de la voluble Adina al rufián y chulesco «doctor» Dulcamara (muy bien representado por Adrian Sampetrean).

El resultado de este L’elisir d’amore fue inmejorable, dando cabida a una enorme plasticidad estética y musical donde pudimos pasar de la diversión y la jarana, a la brillantez de la expresividad y el virtuosismo.

Sorprendente danza española con “La escuela bolera: tradición y creación”

Sorprendente danza española con “La escuela bolera: tradición y creación”

El pasado 6 de octubre se representó el espectáculo La escuela bolera: tradición y creación de la compañía Nota de paso en el Real Coliseo de Carlos III (San Lorenzo de El Escorial, Madrid). Con ellos recorrimos la importancia de la danza española desde el siglo XVI al XX con música de compositores españoles, como Padre Antonio Soler, Fernando Sor, Gaspar Cassadó, Isaac Albéniz, Manuel de Falla o Ernesto Halffter.

En esta gran propuesta no solo quedaron patentes las originales y bonitas danzas de estas épocas, sino además la influencia recíproca con los países de América. También el gran influjo de las vanguardias del siglo XX en la danza y la danza en ellas, teniendo como telón de fondo los muchos y diversos eventos en París.

De la mano de Malena Mexía, directora y coreógrafa, conocimos y disfrutamos con la importancia de cada una de las danzas presentadas y parte del contexto en el que se crearon y se desarrollaron. Además, Mexía es una espléndida intérprete tocando las castañuelas. Esto lo demostró interpretando una Sonata y un Fandango, ambos de Domenico Scarlatti, acompañándose mutuamente el piano (Ángel Gago) y este otro instrumento de percusión. Scarlatti es un compositor en el que la precisión rítmica es un requisito indispensable para tocar sus obras, lo que acentúa su dificultad al interpretarlo con las castañuelas.

Las danzas estuvieron interpretadas por Soujun Yun, Cristina Cazorla y David Acero, quienes también lucieron un bonito vestuario que ayudaba a remarcar sus pasos, como en el de otra de las obras destacables que es el bolero que Antonio el bailarín creó para Puerta de Tierra, de Recuerdos de viaje, de Albéniz. Es una pieza que rinde homenaje a Cádiz y sus pasos de baile hunden sus raíces en el siglo XVIII.

Además, una más que sobresaliente obra es Por la verde, verde oliva, un poema de Margarita Ferreras -poetisa del 27- y composición y voz de Sheila Blanco. Con una estética lorquiana, esta pieza nos transporta a esa aura oscura donde la pasión arrastra a los personajes hacia un deseo violento que acaba sucumbiendo con la muerte. Sobrecogedora.

Esta performance es una gran propuesta y una maravillosa puesta en escena de las danzas que vertebran las música y la danza española desde hace centurias y que acerca al público a conocerlas y emocionarse con ellas.