En el año 2013, una composición para violonchelo transformó las mediciones de 133 años de temperatura global en una melodía inquietante, pero inolvidable a la vez. Había nacido la canción al calentamiento de nuestro planeta. Nacía «A Song of Our Warming Planet”. La repercusión de esta obra, destacada por medios como The New York Times, Slate, el canal metéorologico de los Estados Unidos (The Weather Channel), la radio Pública Nacional (National Radio) y The Huffington Post, y a pesar de su repercusión, de que se hizo viral a nivel mundial, duró lo que duran las noticias sobre el cambio climático normalmente, hasta que el fin de semana hizo frío.

No obstante, caló en algunas personas, y en 2016, de la mano del estudiante de grado Daniel Crawford y del profesor de geografía Scott St. George de la Universidad de Minnesota, nacía una composición que utilizaba la música para destacar los lugares del globo donde el clima estaba (y está) cambiando más rápido.

Basada en los análisis de temperatura realizados por el Instituto Goddard para Estudios del Espacio de la NASA[footnote] Los datos utilizados para esta composición son una combinación de datos sobre Temperaturas de aire en la superficie terrestre y las medias anuales de las  anomalías térmicas al nivel de la superficie marina[/footnote], la composición que rescatamos ahora en Re-Ciencia utiliza la música para crear una visión realista, y a la vez rupturista, de más de un siglo de datos metereológicos recogidos alrededor del hemisferio norte. Os presentamos Planetary Bands, Warming World:

Tal y como se explica en el video, cada instrumento representa una parte concreta del hemisferio norte. El chelo representa la zona ecuatorial (0-24ºN), la viola, cubre las latitudes medias (24ºN-44ºN) y los dos violines han sido seleccionados para cubrir las zonas latitudinarias altas uno (44ºN-64ªN) y el Ártico otro (64ºN-90ºN). El tono de cada nota está ajustado a la temperatura anual en cada región, siendo las notas graves las encargadas de representar años fríos, y las notas agudas años cálidos (Fig. 1). La intencionalidad a la hora de centrarse en el hemisferio norte se debe solamente a la voluntad del autor de reflejar el cambio climático en el Ártico.

 

Figura 1: Distribución instrumental respecto a la latidud terrestre (Fuente de la imagen: Autoedición sobre un mapa de http://dhammamedicine.info/map-of-the-world-with-latitude.html).

 

A través de la música, la composición crea un puente entre la lógica y la emoción. En palabras del co-autor St. George: “A menudo pensamos que las ciencias y las artes están completamente separadas, casi como opuestos, pero usando la música para compartir estos datos, es tan científicamente válido como trazar líneas en un gráfico” y añade que “escuchar al violín cubrir casi todo el registro sonoro del instrumento es increíblemente efectivo a la hora de ilustrar la enormidad del cambio, particularmente en el Ártico, que es la zona con más aumento térmico del planeta”.

Los intérpretes elegidos por Crawford fueron sus compañeros del Conservatorio de la Universidad de Minnesota Julian Maddox, Jason Shu, Alastair Witherspoon y Nygel Witherspoon.