Obras de Schubert, Fernández Arbós , Cassadó.

Por la técnica, el talento musical y el trabajo riguroso que demuestra en cada concierto, el Trio Arriaga es una formación que hipnotiza y seduce al auditorio. Me interesa porque siempre va directo y ofrece unas interpretaciones vibrantes y luminosas. Su aliento romántico no deja lugar al aburrimiento gracias a una mezcla de implicación, perfección y musicalidad. Lo volvieron a demostrar en el Teatre Principal de Sabadell el pasado viernes con el Trio núm. 2 D. 929 de Schubert desde una construcción, dialéctica y lirismo que se bañaba de la huella beethoviana con el carácter precursor de Schumann y Brahms. ¿Elementos significativos? Las transiciones nada ásperas, la fluidez del discurso y la potenciación tímbrico-rítmica de los motivos principales (especialmente del tercer y cuarto movimientos) en unas texturas muy diáfanas. No obstante la preeminencia del teclado y el violín -ocasionalmente calante- cubrían la cantinela del violoncelo. A destacar, por cierto, los trinos de Ligorio: bien articulados y cerrados nítidamente.

En la exploración del repertorio nacional con la que el conjunto también se ha proyectado en los últimos años, la segunda parte incluía dos composiciones que se detienen en los ritmos de la tierra y se enardecen cuando la emoción trata de convertirse en pasión. Tanto en el Trio español Op. 1 de Fernández Arbós como en el Trio de Cassadó se fundamentan en diferentes danzas (la habanera, seguidillas, gitanas, polo, malagueña        ,… ) que los Arriaga sirvieron con expresividad en la macroforma y precisión en el detalle. Aquí cabe resaltar los acompañamientos rítmico-harmónicos, los rasgueados y el uso flexible a la vez que vigoroso del ritmo, expresándose con una profundidad y arrebatamiento a la altura de las expectativas de las obras y de un público sabadellense agradecido pero frio.

Este ciclo de cámara de Sabadell presenta propuestas de gran calidad que la asistencia y el entusiasmo no siempre le corresponden. El Teatre Principal debería de haber ovacionado al Trio Arriaga ante de la extensión y la complejidad, la calidad y la generosidad así como la integridad y el placer de hacer música mostrados al bisar el segundo movimiento del Trio de Schubert.