¡Cuántas formaciones quedan aún por explorar! Eso demostraron ayer el Blooming duo en su actuación en la Casa Elizalde de Barcelona. Esther Pinyol (arpa) y Ferran Carceller (marimba) (re)dignifican los grupos de cámara no habituales.

Empezaron con la primera pieza escrita para este conjunto, las Tänzerische Impressionen Op. 119 de Jan Koetsier, escritas en 1990, de cuatro movimientos. Tenían un carácter naïve. Koetsier todavía estaba anclado a las sonoridades de la melodía acompañada por el piano cuando pensaba en esta pieza, donde el arpa y la mrimba se intercambian el rol de acompañante y acompañado. Es decir, aún no había un verdadero impulso por buscar las peculiaridades sonoras de cada instrumento. En cuanto a la interpretación, nos dejaron unos planos pianos deliciosos, pero echamos un poco en falta un mayor contraste con las sonoridades forte.


La siguiente pieza, como el resto de las que completan el programa, es un encargo del Blooming Duo. Se trata de Video Games Music for Harp and Marimba (2014), de Marc Timon. Esta pieza recrea la música de Super Mario , Sonic, Donkey Kong y otros clásicos de los videojuegos. Al estar compuesta para estos insturmentos, al estar hecha ad hoc, pudimos ver una primera exploración de la riqueza sonora de su unión, que seguiría en crescendo a lo largo del concierto. De la obra, destacaríamos el primer y el cuarto movimiento, a saber «Super Mario Bros vs Sonic Reloaded» y «Angry Birds hate Candy Crush Saga». La combinación y diálogo entre melodías y personajes en las dos voces nos pareció realmente estimulante y la interpretación fue estupenda. No nos convenció tanto el segundo movimiento «Donkey Kong plays Tetris in the Caribbean». Pierde la tensión que deja abierta la primera pieza y se desinfla muy rápido. El bellísimo (por melodía y por interpretación, con todo el peso sobre Pinyol) «When Lemmings didn’t want to die…» (un homenaje que ya tardaba en llegar al momento trágico de los pobres Lemmings descendiendo sin remedio al abismo) no se merecía un final tan abrupto como el que le da Timón, por más que podamos interpretarlo como el símbolo de la caída de los Lemmings.

La Fantasía sobre temes populars catalans (2014), de Albert Guinovart, nos dejó un tanto fríos. Su construcción es repetitiva. Se basa siempre en los mismos elementos melódicos y de tempo, combinando rubatos y a tempos que resultaban al final un tanto forzados. No tanto por la interpretación de Blooming Duo, que antuvo el nivel de todo el concierto, sino por la propia petición de la partitura. Poco convincente. Algo similar nos pasó con El Peixet de Bloomington (2012), de Feliu Gasull, aunque mucho menos acusado. Gasull comienza con una fantasía melódica apabullante, muy interesante, pero se alarga demasiado. La comienza a desintegrar desde muy pronto y se alarga de manera un tanto artificial. No obstante, tuvo momentos brillantes y a nivel técnico fue excelente, tanto por la partitura como por la interpretación, especialmente en los pequeños fragmentos de semiostinatos de la marimba. Igualmente, encontramos un acierto la combinación arpa con percusión de agua. Atmosféricamente funciona muy bien. En un segundo se cambia d escena, el arpa se reinstala en otro lugar. Es una ganancia, desde luego.

La tercera pieza, Milonga en Scherzo (2014), de Andreés Serafini, así como la quinta, A través de la piedra (2013) de Joan Sanmartí, fueron las dos más interesantes y más respetuosas con las posibilidades de ambos instrumentos por separado y juntos. En la primera, a través del desarrollo y diálogo entre pequeños temas, se alcanzaba un edificio sólido y riquísimo. La pieza de Sanmartí, por su parte, jugaba con la creación de atmósferas sonoras. Lo mejor: las escalas descendentes en hiper pianísimo. ese fragmento demustra la delicadeza y el gusto que gastan Blooming Duo.

No se pierdan Blooming Duo: tienen mucho que mostrarnos.

Marina Hervás Muñoz