Domingo 15 de noviembre, segundo día del RetroBarcelona 2015, feria de la informática y el videojuego clásico. Este año se celebra su tercera edición estrenando espacio, una sala en las Drassanes Reials, al final del Paral·lel. Tres euros (cinco por el pase de dos días) daban acceso al recinto donde se mezclaban con gran acierto tiendas de productos y plataformas para jugar, junto con otros alicientes como las conferencias de especialistas o el museo de plataformas antiguas. No está nada mal para un evento organizado sin ánimo de lucro por la asociación con el mismo nombre.

El ambiente es excelente. Muchísima gente frente al acceso con camisetas delatoras, todas ellas relacionadas con el mundo del videojuego retro. Nos contagia un ambiente que ya nos iba abrazando sin nosotros saberlo desde el momento de nuestro encuentro frente al metro.

Nada más pagar la entrada observamos con perspectiva la feria, sorprendidos por la cantidad de gente a pesar de ser la hora de comer para mucha gente. La composición de los stands de la feria nos encanta. Ambos esperábamos una mayor cantidad de expositores destinados a la venta de productos retro, puesto que en eventos de este tipo hay cierta tendencia a abusar de la parte más rentable. En este caso los organizadores del evento han conseguido una perfecto balance entre el elemento comercial (venta y promoción) y del componente de ocio.

Antes de empezar a pasear y ver las ofertas de los distintos paradistas nos acercamos al stand reservado para la iniciativa solidaria y de concienciación del festival: el proyecto videojuegos por alimentos de ASUPIVA. No solo es nuestra primera parada en RetroBarcelona una de las obligatorias por su perfil social, también lo es para poder pasear por la feria sin el peso de los alimentos que traje para entregar, pues los videojuegos que me llevé a cambio eran más ligeros.

Sobre las cinco de la tarde volví a acercarme al stand de este interesantísimo proyecto para poder hablar con Pablo Avilés, el responsable del proyecto. Su primera respuesta cuando le pregunto por la cantidad de alimentos recogida hasta la época consiste en señalar su cabeza rapada y explicarme que fue una apuesta. Se superó la cantidad de 5000 kilos recolectados, muchos más de los 4200 del año anterior.

A tres horas de cierre del festival la cantidad de comida que llenaban las bañeras del Banco de Alimentos ya superaba los 6000 kilos, hinchando de orgullo a sus voluntarios. Esa comida no es distribuida por ellos, siempre la gestiona alguna entidad local como es el caso de Banco de Alimentos, me explica Pablo. De esta forma tienen la certeza de que la entrega se hace mediante de unos criterios entendidos por todos, ayudando a la transparencia de la iniciativa.

Tras dos años moviendo este proyecto en España Videojuegos X Alimentos lleva recogidas 43 toneladas de alimentos. “¡Casi cincuenta!” rectifica rápidamente Pablo cuando le pregunto si esa cantidad incluye la de este fin de semana en Barcelona. Tras dejar a Pablo hablando con otro donante de alimentos tan solo puedo pensar en una cosa, felicitar a todos los donantes y a los organizadores de esta iniciativa.

Empezando a pasear veo como la oferta de videojuegos de distintas plataformas retro, desde Atari o C64 hasta Sega Saturn o Dreamcast o emuladores fabricados caseramente, es abundante y los precios correctos. También había a la venta distintos periféricos para todas las plataformas a distintos precios y tipos: segunda mano, nuevos, incluso con el embalaje original. Y no podía faltar la oferta de plataformas y productos de merchandising relacionado: cajas de caramelos con forma de Mario, Link o recreativa de Pacman; hamas homenajeando a los píxeles (reyes sin corona de este festival); pósteres; llaveros; peluches y un largo etcétera.

Algunas paradas eran obligatorias debido a la impresionante calidad de su trabajo. Una de las principales paradas de curiosos aficionados a FFVII era la parada de Makomod. Sus creaciones encima de plataformas Playstation (para la que se publicó el juego original) despertaban los comentarios de todos aquellos que se acercaban y se dejaban sorprender. Sus creaciones no se vendían, se exhibían en previsión de una futura subasta en E-Bay.

Otras paradas destacaban por su originalidad frente al resto de expositores. Por ejemplo el de la pequeña editorial Star-T Magazine Books donde pude hablar con Ferran González, el editor-coordinador-“chico para todo” de la empresa.

Empezaron sus andaduras en 2012 editando Ocho Quilates y, en 2014 empezaron a publicar. Su objetivo es extender el tema de los videojuegos más allá de la atmósfera gamer, permitiendo a gente ajena al mundo de los videojuegos empezar a entender los distintos aspectos rodean a éste. Estuve especialmente de acuerdo con su intento de resumir la filosofía de Star-T: “los videojuegos no son ni muy buenos ni muy malos. Hay que entender serán una cosa u otra según el uso que les demos”.

Finalmente también llamó nuestra atención el único mostrador de desarrolladores. Cierto es que la feria está dedicada a la informática y el videojuego clásico, pero también es interesante ver nuevos proyectos de desarrolladores locales, sobretodo si tenemos en cuenta la importancia de los videojuegos con temáticas y estéticas indie.

En este caso estuvimos hablando con Pau Elias, diseñador y adicto (según sus palabras) al píxel, de Chloroplast Games. Nos estuvo hablando del desarrollo de Yokai Sword, proyecto en el que están trabajando actualmente y que ha sido seleccionado entre los 12 finalistas del Playstation Awards 2015. Tuvimos la ocasión de probar un escenario del videojuego, donde no solo quedé encantado con la propuesta hecha por este pequeño estudio, sino que descubrí mi incapacidad para jugar de manera efectiva y mantener una conversación coherente a la vez.

foto 1

La otra parte principal de stands pertenecía al juego propiamente dicho. Una gran cantidad de máquinas habilitadas para poder jugar a aquellos videojuegos clásicos encargados de animar  la infancia y la adolescencia de la mayoría de asistentes. Indiana Jones and the Fate of the Atlantis, Metal Slug, Super Smash Bros, Mario Kart, Crazy Taxi o Alex Kidd son unos pocos nombres de los juegos disponibles. Genial para dedicar dos o tres horas a revivir horas de diversión y superación junto a nuestros amigos.

Estas máquinas estaban completadas por el “muro de las lamentaciones” particular del festival. Toda la pared norte de la sala estaba cubierta por recreativas  recuperadas por la asociación ARCADE y disponibles para jugar gratuitamente. El único inconveniente, a mi parecer, eran las colas generadas y las aglomeraciones de curiosos alrededor del afortunado que tenía el futuro del personaje de turno en sus manos. Por otro lado, esas aglomeraciones dotaban de cierta épica “gamer” las partidas que allí tenían lugar.

Finalmente completaban la feria las conferencias de profesionales, la zona de museo y los torneos de videojuegos. No tuve ocasión de participar en ningún torneo ni de asistir a alguna de las conferencias, pero no puedo dejar de mostrar otra vez por dotar a esta feria de contenidos que vayan más allá del aspecto estrictamente comercial, entendido como venta al por menor.

Al marchar de RetroBarcelona 2015 no pude evitar sentir satisfacción por lo que fueron unas horas muy provechosas conociendo a gente relacionada con este mundo, poniéndome al día sobre proyectos relacionados con esta industria y la seguridad de estar viendo cómo se desarrolla un importante sector económico que ocupa des de programadores hasta artistas gráficos, músicos y escritores.

Si has conseguido leer esta crónica hasta aquí, has mostrado tal interés por este mundillo que te recomiendo encarecidamente asistir a la próxima edición de esta feria. Al fin y al cabo, es muy positivo desarrollar toda la parte asociativa y social proporcionada por este pasatiempos que nos ocupó, nos ocupa y nos ocupará.