“La creación es una preservación temporal de las garras de la muerte” escribió Emil Cioran, tan joven y tan melancólico, en su temprana obra En las cimas de la desesperación. Hay quien escribe escapando de la muerte –literal o tan sólo ficticia– y quien lee con voracidad historias precisamente para no morir.

A continuación, reunimos las recomendaciones literarias de algunas de las colaboradoras de Cultural Resuena con motivo del Día Internacional del Libro 2018. Pasen y, sobre todo, lean.

Otra mirada sobre Nigeria

Chimamanda Ngozi Adichie ha sido uno de los fenómenos mundiales en literatura desde el año pasado. Su escritura afilada y dolorosa sobre las condiciones de vida en Nigeria, especialmente para las mujeres, y el racismo contra los inmigrantes nigerianos en Estados Unidos (por su piel negra, o su acento al hablar), le ha valido el aplauso (merecidísimo) de la crítica. Después de devorar sus libros, de entre los que destaco Algo alrededor de tu cuello, pensé con cierto apuro y muy mala conciencia el inexistente conocimiento que tengo sobre la literatura nigeriana, en particular, y africana, en general. Por eso, decidí comenzar con uno de los clásicos de su literatura, Todo se derrumba, de Chinua Achebe. Es un viaje a lo profundo de otras organizaciones sociales y culturales, pero también a otra forma de escritura, lejana a nuestra cotidiana europea, donde se entreteje la parábola, la leyenda y la ficción que quiere ser real.

Al igual que Ngozi Adichie, Achebe escribe desde la «experiencia dañada», pero sin compasión ni moralina. Escribe desde ahí quizá porque no hay otra posible si se quiere escribir sin redención. En este día del libro, les invito a que abran los ojos a otras formas de escritura, marcadas por otra relación con el lenguaje, su capacidad metafórica y expresiva. Nigeria es un lugar excelente para empezar.

Marina Hervás

Los años oscuros de Europa

Puede parecernos que todo está escrito ya sobre algunos temas. Si os digo que esta es una novela que se desarrolla en la Alemania de la Segunda Guerra Mundial, algunos de vosotros, seguramente, resopléis mostrando vuestro hastío. No sé cuánta literatura, solamente de ficción, existirá que tome como punto de partida este atroz hecho histórico. Mucha. Muchísima. De lo que estoy segura es que Morir en primavera de Ralf Rothmann es una de las mejores novelas que yo he leído sobre este tema.

En la deriva paranoica de la Alemania de 1945, con la certeza de la derrota y a pesar de ella, dos jóvenes amigos que trabajan en una vaquería son reclutados por las tropas nazis. Nada suena demasiado original, lo sé. Pero la maestría con la que Rothmann, a través de un lenguaje tan directo, nos habla de la juventud, la responsabilidad, los sueños y el silencio –el inevitable y pesado silencio transgeneracional– que deja la guerra –esa guerra contenida en ese silencio–, hacen de la lectura de esta novela una experiencia emocionante que merece verdaderamente la pena.

Ainara Zubizarreta

Alcanzar la inmortalidad

No es tanto una preocupación como un deseo. Querer permanecer más allá de la muerte, ser recordado, alcanzar la inmortalidad. Si ya en La insoportable levedad del ser, el escritor checo Milan Kundera desafiaba al pesimismo, en su novela La inmortalidad toda la trama está tintada de este carácter fatalista tan suyo.

Es Kundera en estado puro, un ejercicio cautivador de meta-literatura y una narración polifónica y casi atemporal sobre la espera del personaje protagonista, de nombre Milan Kundera, quien aguarda en la piscina como cada día la llegada de su amigo Avenarius para ir juntos a comer. Es durante esta espera cuando su mirada recala en una mujer, ya madura, que realiza un gesto con la mano al despedirse de su entrenador, tan liviana y espontánea, pero con tanta significación que constituye el hilo conductor de la historia.

La inmortalidad es un continuo juego entre realidad y ficción –punto débil de quien ahora escribe–, para abordar temas propios de su literatura, como son la muerte, el deseo, el sexo y, por supuesto, el existencialismo. Leí que alguien describía, muy acertadamente, que el tema de la inmortalidad se trata en esta obra como una “idea filosófica y algo cotidiano” al mismo tiempo. Si finalmente se deciden por esta recomendación, que sepan que estarán leyendo a uno de los grandes; y junto a Rimbaud, Goethe, Hemingway y otros tantos autores de la época moderna.

Elisa Pont

*La imagen que encabeza el artículo es obra de la ilustradora Veambe.