La joven soprano Katharina Konradi ganó la edición de 2016 del Deutscher Musikwettbewerb y desde 2015 forma parte de compañías de ópera alemanas, donde interpreta, entre otros papeles, Pamina (La flauta mágica), Susanna (Las bodas de Figaro), Zerlina (Don Giovanni) o Zdenka (Arabella), además de realizar conciertos con prestigiosas orquestas y recitales en solitario. Este pasado viernes fue la encargada de inaugurar la presente edición de la Schubertiada de Vilabertran, dando testigo una vez más del compromiso del festival ampurdanés con los nuevos talentos. Aprovechando su debut en España, Konradi tuvo la amabilidad de concedernos la entrevista que presentamos a continuación.

 

Empecemos con un apunte biográfico. ¿Puedes contarnos como te convertiste en cantante?

Cuando era una niña, mi padre quería que fuera cantante e hizo todo lo que pudo para que pudiera introducirme en el canto. Vivíamos en un pequeño pueblo lejos de la ciudad en Kirguistán y cada semana me llevaba a la ciudad para las clases de canto. Había lecciones de pop y canciones tradicionales en kirguís y ruso. A los 18 años descubrí la música clásica y a los 21 empecé a estudiar canto lírico. Antes de llegar a Alemania la música clásica me parecía muy complicada y difícil de entender. Vengo de un pueblo y de la música tradicional.

Tu agenda incluye ópera, conciertos y recitales. ¿Tienes alguna preferencia?

Las tres opciones son igual de importantes para mi. La ópera, por el hecho de transformarte en otra persona; los conciertos, por la oportunidad de hacer música con grandes orquestas, es divertido…; y el Lied, para mi corazón.

¿Como preparas un recital de canciones, especialmente en un lugar íntimo como la Canónica de Vilabertran?

Primero, pienso en obras que me gusten y signifiquen algo para mi. Estas son las primeras que escojo. Luego está la fase de aprendizaje, en la que me enfrento a los poemas y comparo diferentes versiones, como por ejemplo “Suleika” de Schubert y Mendelssohn, para ver las diferencias. También leo sobre el origen de las canciones. Y no menos importante, practico las canciones técnicamente para conseguir cada vez más libertad en la interpretación.
Este trabajo dura varios meses. Y en el caso de Vilabertran tuve un buen “ensayo general” hace unas semanas durante la maravillosa Schubertiada en Tuesta (País Vasco), con mi prometido al piano.

Tu programa para Vilabertran combina elegantemente obras de compositores claves de la tradición germánica (Schubert, Mendelssohn y Strauss) con canciones francesas y rusas de Debussy y Rachmaninov. En tu opinión, los compositores ajenos a esta tradición germánica ¿están suficientemente representados en recitales de lied o canción?

En Alemania, por ejemplo, Rachmaninov se canta muy raramente, o nunca. Se considera duro, para voces dramáticas o menos valioso en la tradición de la canción. También Debussy se canta raramente. Puede que sea por la lengua.

Recientemente has sacado un precioso álbum (Gedankenverloren, Genuin, 2017) con el pianista Gerold Huber. En él se puede encontrar una combinación aún más estimulante de autores, estilos y tradiciones, incluyendo obras contemporáneas. ¿Cuales són tus sentimientos acerca de las nuevas composiciones? ¿Qué papel crees que deben tener en los conciertos?

Mi opinión es que la música moderna pertenece al presente, como todo lo que se produce hoy en dia: vivimos aquí y ahora y los compositores modernos, como los cantantes, son hijos de este tiempo y deben/debemos tener su/nuestro lugar en el escenario. Me gustaría intentar integrar repertorio moderno en mis programas porque aporta distintos colores e ideas frescas a la tradición. Por desgracia no lo he hecho en mi debut en Vilabertran. Pero si vuelvo a venir, ¡definitivamente lo voy a hacer!

En tu album se encuentran obras de dos mujeres, Lili Boulanger (1893-1918) y Lori Latiman (1955 – ), esto es muy poco usual en la mayoria de conciertos y grabaciones. Como intérprete, ¿qué piensas de esta situación? ¿Tienes alguna idea de qué se puede hacer para cambiarlo?

Por mi parte solo veo una manera: interpretar tantas obras de compositoras como sea posible y acercarlas al público. Mostrar lo bella y valiosa que es esta música. Así el público puede decidir por si mismo si le gusta o no.

Cuales son tus prioridades a la hora de diseñar el programa de un concierto?

Siempre procuro escoger piezas que encajen con mi desarrollo en ese momento. Schubert y Strauss casi siempre están ahí, ya que estos dos compositores mantienen mi voz sana. Siempre intento incluir algo ruso, porque es parte de mi alma y puedo dejar fluir mi voz. Definitivamente tienen que haber algunas piezas conocidas, pero también otras desconocidas, de modo que al público le llegue siempre algo fresco para sus oídos.

¿Cual debería ser, en tu opinión, el papel de la música en nuestra sociedad? Y, en particular, qué puede ofrecer el Lied (o, en general, la canción de autor) al público de hoy?

Me gustaría hablar especialmente del canto: me parece que cada diía hay menos canto en nuestras vidas. Las madres ya no cantan canciones de cuna. Los teléfonos lo hacen por nosotros. Las familias ya no cantan cuando se reúnen. Los niños en la escuela en lugar de cantar miran sus smartphones.

Una canción puede llevarnos al fondo de nuestra existencia y de nuestras emociones. A partir de las canciones podemos aprender a mostrar los sentimientos. El mundo actual es tan rápido y pragmático que la gente no tiene tiempo para ello. Cuando escuchas o cantas una canción, tradicional o de autor, empiezas a abrirte al mundo y a pensar sobre el dolor o la felicidad. Pero creo que ya estamos muy lejos de ello en esta época capitalista. Estoy muy contenta con los festivales como la Schubertiada de Vilabertran, que acercan el Lied a la gente. Deberían existir más eventos como estos alrededor del mundo.

¿Tienes algun compromiso a la vista que te haga especial ilusión?

Hay muchos compromisos que me hacen ilusión: Fledermaus en la Elbphilharmonie esta Nochevieja. Recitales de lied con Daniel Heide y Eric Schneider en septiembre, Elias de Mendelssohn con Thomas Hengelbrock in Zürich, mi compromiso en Bayreuth el próximo verano y, por supuesto, mis apariciones en la Ópera Estatal de Hamburgo como Oscar (Un ballo in maschera, Verdi), Marzeline (Fidelio, Beethoven) y mi querida Woglinde (Rheingold, Wagner). A partir de septiembre formaré parte del programa BBC’s New Generation Artists, y tengo muchas actividades estimulantes durante los próximos dos años, incluyendo conciertos y grabaciones. Estoy muy feliz por ello.

¿Hay algunas obras en particular que desearías cantar en algun momento en el futuro?

Sí. Sueño con Violetta, en La Traviata. No se si podré cantarla alguna vez. Me encantaría cantar también Erlkönig de Schubert, pero debe ser una interpretación muy convincente. Y en concierto, el Oratorio de Navidad, de Bach, que no he cantado nunca antes.