Histórico y refrescante L’elisir d’amore en el Teatro Real

Histórico y refrescante L’elisir d’amore en el Teatro Real

El sábado 9 de octubre pasó a la historia del Teatro Real porque sucedió algo prácticamente insólito: el público interrumpió la actuación con una grandísima ovación de más de cuatro minutos tras la interpretación del tenor mexicano Javier Camarena del aria Una furtiva lagrima. Fue tal la insistencia de los asistentes que, por cuarta vez en la historia de este teatro desde su reapertura en 1997, se hizo un bis en plena representación de una ópera.

L’elisir d’amore (1831) es una ópera bufa de Gaetano Donizetti. Narra la divertida historia de una caprichosa Adina -interpretada por una estupenda Sabina Puértolas– y su sufrido e inocente enamorado Nemorino (Camarena en su única actuación en Madrid). Se trata de una obra amena, alegre pero con momentos donde la emotividad es la gran protagonista. Fue justamente en uno de esas partes de la obra, en el aria Una furtiva lagrima, donde Camarena volvió a hacer historia. Estuvo brillante, sensible, expresivo y, sobre todo, magistral. Tanto en la primera interpretación como en la segunda. Fue un auténtico placer poder estar allí presente.

Aun así, como lo mejor es escucharlo, pueden hacerlo en el siguiente vídeo:

Con una coproducción con el Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia, esta propuesta además de inolvidable, fue divertida. En ella no solo hay que destacar el papel realizado por los cantantes. Tal es el caso de Paolo Fantin, quien fue el escenógrafo que partió de un planteamineto jovial ambientado en una playa con un llamativo chiringuito amarillo. Aquí también hay que destacar el gran trabajo del director de escena Damiano Michieletto. Incluyeron elementos poco habituales en la puesta en escena de óperas, como las del siglo XIX, como por ejemplo las sombrillas y las tumbonas de playa, las colchonetas acuáticas con diversas formas o la gran tarta hinchable que dio cabida a una auténtica fiesta de la espuma en la que celebrar la alegría del futuro matrimonio y también la exaltación del amor interesado.

En un alarde de gran compenetración, todos los partícipes en esta ópera consiguieron que la actuación, más allá de lo musical, fuese completa, atractiva y muy divertida. Lograron arrancarnos sonrisas y risas gracias a todas las actuaciones, desde la de la voluble Adina al rufián y chulesco «doctor» Dulcamara (muy bien representado por Adrian Sampetrean).

El resultado de este L’elisir d’amore fue inmejorable, dando cabida a una enorme plasticidad estética y musical donde pudimos pasar de la diversión y la jarana, a la brillantez de la expresividad y el virtuosismo.

Sorprendente danza española con “La escuela bolera: tradición y creación”

Sorprendente danza española con “La escuela bolera: tradición y creación”

El pasado 6 de octubre se representó el espectáculo La escuela bolera: tradición y creación de la compañía Nota de paso en el Real Coliseo de Carlos III (San Lorenzo de El Escorial, Madrid). Con ellos recorrimos la importancia de la danza española desde el siglo XVI al XX con música de compositores españoles, como Padre Antonio Soler, Fernando Sor, Gaspar Cassadó, Isaac Albéniz, Manuel de Falla o Ernesto Halffter.

En esta gran propuesta no solo quedaron patentes las originales y bonitas danzas de estas épocas, sino además la influencia recíproca con los países de América. También el gran influjo de las vanguardias del siglo XX en la danza y la danza en ellas, teniendo como telón de fondo los muchos y diversos eventos en París.

De la mano de Malena Mexía, directora y coreógrafa, conocimos y disfrutamos con la importancia de cada una de las danzas presentadas y parte del contexto en el que se crearon y se desarrollaron. Además, Mexía es una espléndida intérprete tocando las castañuelas. Esto lo demostró interpretando una Sonata y un Fandango, ambos de Domenico Scarlatti, acompañándose mutuamente el piano (Ángel Gago) y este otro instrumento de percusión. Scarlatti es un compositor en el que la precisión rítmica es un requisito indispensable para tocar sus obras, lo que acentúa su dificultad al interpretarlo con las castañuelas.

Las danzas estuvieron interpretadas por Soujun Yun, Cristina Cazorla y David Acero, quienes también lucieron un bonito vestuario que ayudaba a remarcar sus pasos, como en el de otra de las obras destacables que es el bolero que Antonio el bailarín creó para Puerta de Tierra, de Recuerdos de viaje, de Albéniz. Es una pieza que rinde homenaje a Cádiz y sus pasos de baile hunden sus raíces en el siglo XVIII.

Además, una más que sobresaliente obra es Por la verde, verde oliva, un poema de Margarita Ferreras -poetisa del 27- y composición y voz de Sheila Blanco. Con una estética lorquiana, esta pieza nos transporta a esa aura oscura donde la pasión arrastra a los personajes hacia un deseo violento que acaba sucumbiendo con la muerte. Sobrecogedora.

Esta performance es una gran propuesta y una maravillosa puesta en escena de las danzas que vertebran las música y la danza española desde hace centurias y que acerca al público a conocerlas y emocionarse con ellas.

De lujo. De los asirios a Alejandro Magno

De lujo. De los asirios a Alejandro Magno

La exposición De lujo. De los asirios a Alejandro Magno está en Madrid desde el 20 de septiembre al 12 de enero de 2020 en CaixaForum con piezas del British Museum. Esta muestra describe a través de diversas manifestaciones artísticas manifestadas en las antiguas civilizaciones asiria, babilónica, fenicia y persa y también la enorme influencia egipcia y el vasto imperio que creó Alejandro Magno, lo cual abarca del 900 al 300 a.C.

Con esta exhibición nos sumergimos en la Antigüedad y en la transculturización de los imperios más importantes. En ellos el lujo abarcaba tanto la vida privada como la guerra y en todos ellos la ostentación fue utilizada como sinónimo de poder: desde los materiales (oro, plata, alabastro,…) a la variedad de pigmentos utilizados en las pinturas y las esculturas, algunas de las cuales todavía se aprecian a pesar del tiempo transcurrido. Con diversos objetos y piezas artísticas podemos ver los momentos de guerra y pillaje además del tributo a los diferentes reyes.

Al ganar batallas y guerras, los tesoros atesorados iban in crescendo, con lo que los monarcas podían poner de manifiesto su gran poder (con dichos objetos de lujo, joyas y vestimentas más lujosas, palacios más grandes y más ricamente adornados) y a su vez financiar nuevas guerras y pagar a sus ejércitos. Un ejemplo lo constituyen los detallados relieves, como el del palacio de Nínive (Irak) o el obelisco de Rassm (Nimrud, Irak). De hecho, parte de la importancia de estos palacios radica en la explosión de los sentidos que acontecía en ellos. Los jardines eran una parte vital con plantas con diferentes aromas. También con la música en los suntuosos banquetes (además de en la guerra), donde podemos ver la influencia de los imperios a través de este arte con sus instrumentos, como los tipos de flautas y arpas representados en vasijas e instrumentos de aquel entonces.

 

Por su parte, Alejandro Magno unificó un grandísimo territorio desde Macedonia pasando por Egipto hasta India en su intento de conquistar el mundo. La importancia de los dioses de la Antigua Grecia queda patente en las piezas expuestas y la simbología con la que estaban asociados, tal es el caso de Zeus con el toro.

Asimismo, la muestra cuenta con vídeos explicativos, así como pantallas táctiles que explican las piezas y cada una de sus partes para poder ampliar la información ofrecida en cada una de estas obras.

Se trata, pues, de una lujosa exposición con la que adentrarse en una enorme y gran época a través de su arte en el que se aprecia la confluencia de los regímenes políticos, culturas y religiones de un amplísimo territorio.

(Foto del British Museum: Azulejo asirio. Palacio noroeste, Nimrud (Irak). 845-850 a. C.)

Rompiendo barreras con «Amores pasados: de Dowland a Sting», de Alternative History

Rompiendo barreras con «Amores pasados: de Dowland a Sting», de Alternative History

La división entre entre lo conocido como música popular y música culta, música antigua y música moderna siguen estando vigentes en la mentalidad del público y de programas. Sin embargo, en ocasiones difícil establecer esas divisiones tan marcadas cuando el trabajo que se expone aúna épocas, géneros y estilos en una propuesta que pretende desdibujar esas líneas. Este es el caso del disco Amores pasados: de Dowland a Sting (ECM Records, 2015) de Alternative History.

El pasado 17 de febrero dieron a conocer su disco en el Teatro Real Coliseo Carlos III (San Lorenzo de El Escorial, Madrid) en el que, con los laúdes de Ariel Abramovich y Jacob Heringman, interpretaron música de los siglos XVI y XVII (con las composiciones de Picforth como In nomine y Thomas Campion) y música del siglo XX que abarca varias décadas, tanto de música clásica como de música popular con las obras de John Paul Jones (bajista de Led Zeppelin), Peter Warlock, E.J. Moeran, Peter Erskine, Arvo Pärt y Tony Banks (teclista de Genesis).

Con un programa tan atrevido, John Potter y Anna Maria Friman, quien además de cantar también tocó el violín en algunos temas, dieron una magnífica lección de canto. Este grupo musical sabe cómo dotar a composiciones de diferentes estilos y épocas de un estilo propio que nos lleva a la época del Renacimiento y del Barroco con un sonido sublime. Además, gracias a las introducciones que ofrecían al público sobre lo que iban a interpretar y una breve historia de ese tema, hicieron que nos metiéramos aún más en esa música y su contexto.

No obstante, con cada uno de las canciones presentadas, no se tiene sensación de estar escuchando música denominada culta o popular, o música antigua o moderna. Más bien parece que todo pertenece al mismo estilo y a la misma época en donde hay una coherencia y cohesión estilística.  En ella, el tema del amor sigue siendo uno de los temas más importantes y predominantes. Para ello, además de los compositores anteriormente mencionados, hay que destacar que algunas de las letras de esas canciones están basadas en textos de William Shakespeare y William Blake, como las de los temas de Moeran, Jones y Banks. Esto supone una amalgama de períodos con sus correspondientes estilos, tanto históricos como personales de cada artista.

Con un empaste y un sonido perfecto, consiguieron crear un ambiente sonoro perfecto con unas músicas bellísimas en las que destacaban las adaptaciones que habían hecho de todos esos compositores para dotarlas de su singular y magistral sonido.

El Wagner más oscuro y crítico en el Teatro Real

El Wagner más oscuro y crítico en el Teatro Real

Richard Wagner es intenso. Su música está llena de significados y alegorías que se combinan con una revolución musical en el siglo XIX y una nueva concepción de obra de arte por su parte. En ella, El anillo del nibelungo supuso una nueva dimensión musical con una gran ópera en forma de tetralogía, en la que Das Rheingold (El oro del Rin) es la primera de estas óperas, la cual fue estrenada en 1869.

Con la producción de la Oper Köln, fue representada durante siete días en el Teatro Real contando con la dirección de Pablo Heras-Casado y la dirección de escena de Robert Carsen. El pasado 27 de enero presentaron una nueva versión de un Wagner que se debate entre las sombras en las que de vez en cuando se vislumbra la luz que da el oro.

En esta versión el preludio comienza con un espectacular efecto que da paso a un Rin absolutamente contaminado y donde las tres ninfas hijas del Rin no son esas deidades luminosas, sino consumidas por la inmundicia en la que viven y de la que se alimentan. Destacaron las actuaciones tanto vocales como interpretativas de estas ninfas descaradas, expresivas y posteriormente tristes: Woglinde (Isabella Gaudi), Wellgunde (María Miró) y Flosshilde (Claudia Huckle)

Porque en esta puesta en escena se nos presenta la visión wagneriana de la importancia de la naturaleza desde un punto de vista crítico actual: la contaminación de la naturaleza también contamina todo a su alrededor y a quien se atreva a adentrarse en ella. Sin embargo, algo bueno palpita dentro de esta naturaleza corrompida: el anillo de oro aunque poseerlo exige renunciar al amor.

Tanto Wotan (dios supremo) como Alberich (enano nibelungo) comparten el egoísmo exacerbado y la codicia por el anillo que les lleva a profanar la naturaleza y a cometer actos innobles contra sus semejantes y otros seres. Porque estas deidades son presentadas en esta producción en tres niveles sociales: los dioses son presentados como burgueses egoístas que solo buscan su salvación a costa de lo que sea; los gigantes trabajan para los dioses construyendo su castillo y reclaman lo que habían acordado con ellos y estos se niegan a entregarles; y los de nivel más bajo son los nibelungos que a su vez están esclavizados por Alberich, quien cada vez está más consumido por sus ansias de poder, al igual que todos los demás personajes. Esta representación tan cruda de una sociedad clasista e interesada incluso dentro del mismo estrato social, es otro tipo de oscuridad que va acorde con la iluminación y la austera decoración que se nos va presentando.

En cuanto a las interpretaciones, destacó la de Samuel Youn como un intenso e interesante Alberich que transmite desde la desesperación, la determinación de renunciar al amor para conseguir el poder que desea, la crueldad y el miedo a perderlo todo por su vanidad.

No obstante, lo que más destacó fue la música de Wagner magníficamente dirigida por Heras-Casado consiguiendo una sonoridad espectacular. Uno de los ejemplos a destacar fue en el final de esta obra cuando los dioses están vestidos de gala celebrando por todo lo alto su nueva etapa en el Valhalla con el cuerpo sin vida del gigante Fasolt presente con un preciosa nevada de fondo que, sin embargo, presagia que las inmoralidades de unos y de otros tendrán fatales consecuencias. Toda una lección musical.