Lily Lane (Liliom Ösvény): no es un cuento para niños

Lily Lane (Liliom Ösvény): no es un cuento para niños

Fotografía bajo Copyright de Daniel Bogdán Szöke. Todos los derechos reservados.

El húngaro Benedek Fliegauf (Oso de Plata-Gran Premio del Jurado de la Berlinale 2012 por „Just the Wind “) volvía 4 años después al festival alemán presentando su particular manera de contar historias con Lily Lane (Liliom Ösvény, 2016)

 

Entre las zonas urbanas y verdes de Budapest, alejadas del masificado centro turístico, nos narra Fliegauf – autor asimismo del guion – la historia de Rebeka (Angéla Stefanovics) y su hijo de 7 años Dani. La madre, una joven recientemente separada de semblante distante y un tanto turbado, relata cada noche al pequeño un cuento que no podría definirse como infantil ni propicio para su edad. Dos de sus protagonistas, Fairy (hada) y Hunter (cazador) parecen atormentar la vida de la pequeña Honey (cielo/cariño) con una cierta crueldad injustificada.

 

Fuera de sus vidas no mucho más parece existir, pues el filme nos mantiene ajenos al resto del mundo que les rodea, a excepción de las conversaciones y discusiones por internet de Rebeka con su expareja. En su universo íntimo y diminuto, madre e hijo disfrutan juntos de excursiones y actividades, pero no transmiten la naturalidad que podría esperarse, pues un clima cargado y la expresión algo perdida de Rebeka nos hacen conjeturar muy bien no sabemos qué. La hipnotizante labor interpretativa a lo largo de todo el filme de la actriz Angéla Stefanovics no debería pasar desapercibida en el panorama europeo, con una mirada en mayúsculas que recuerda a una de las chicas de moda de Hollywood como es Alicia Vikander (fabulosa en la reciente La chica danesa, 2015)

 

El director húngaro experimenta lo común y lo ordinario con la cámara: filmando a ambos nadando bajo el agua – de una realización muy meritoria -, recorriendo lentamente las ramas de un árbol o metiéndose dentro de los ojos del pequeño al estilo home video footage (filmación casera con videocámara en mano sin encuadres firmes) No es algo nuevo en Fliegauf, quien parece curioso y buscar un sello propio. Por ejemplo, en su cinta de cine experimental Vía Láctea (Tejút, 2007), describe con enorme sutileza en el uso de la fotografía el universo desde diferentes planos de la cotidianidad: niños haciendo piruetas en bicicleta, madres caminando y llevando un coche de bebe, etc. y todo ello con un gusto que suele encontrar la belleza en lo simple.

 

A medida que avanza el filme, ahora flashbacks de momentos felices, para luego unas ciertas tenebrosas escenas similares a sueños demasiado reales: ¿fragmentos de la mente, heridas abiertas?

La cinta supone un lento exorcismo de los propios demonios internos de alguien que ejerce a su vez la difícil labor de madre. Tan solo cuando ésta comunica al pequeño la muerte de su abuela – a la que nunca llegó a conocer – algo parece rasgarse levemente en su semblante y las piezas del puzle siguen apareciendo para que intentemos juntarlas con sentido.

Por su parte, el cuento poco infantil sigue cada noche y se va tornando más oscuro y desasosegante, convirtiéndose en actor protagonista y fundamental para que entendamos la historia.

La atmósfera algo triste y sombría incluso rodando a plena luz del día, retrotrae un tanto a la pequeña joya sueca Déjame Entrar (Let the Right One In, 2008) y al igual que ésta, parece ser avenida a carne de film de culto con un más que probable remake norteamericano.

 

Un final a la altura de la película incita a la reflexión y demuestra que, con un evidente modesto presupuesto, el talento y el saber desgranar con originalidad una historia son mimbres suficientes para hacer un buen cine. Desde hace un tiempo venimos adivinándolo: en Hungría hay vida más allá de Béla Tarr.

 

Depardieu… ¿Un nuevo camino con The End?

Depardieu… ¿Un nuevo camino con The End?

Copyright de la fotografía: Le Films du Worso – LGM Films (Todos los derechos reservados). Tomada de aquí.

«Estoy cansado de las historias tradicionales con un inicio, desarrollo y final (…) llevo tiempo viajando alrededor de todo el mundo y creo que hoy en día el 90% de los filmes que se hacen se parecen todos entre sí (…) en este momento de mi carrera quiero hacer películas diferentes (…) algunos festivales como los de Sundance o Berlín aportan ese 10% y eso me encanta» decía Gérard Depardieu al finalizar la Premiere Mundial de “The End “en la capital germana.

Una cinta sin duda diferente. Según palabras de su director Guillaume Nicloux, está basada o más bien “plasmada “de un sueño que él mismo tuvo hace unos meses. Despertó y pensó que debía llevar aquello a la gran pantalla y con Depardieu como protagonista, con quien acababa de terminar el rodaje de Valey of love junto a Isabelle Huppert. Y así, se puso en contacto con él (la rodaron en apenas 9 días)

El actor francés (67 años), con kilos de más (sí, más aún) para la película por petición del propio Nicloux, representa a un oriundo sesentón solitario que vive en una humilde vivienda junto al bosque con la única compañía de su perro Yoshi. Una mañana, se levanta, coge su escopeta y decide salir a cazar; pasado un tiempo se acaba perdiendo entre la inmensidad y densidad del paraje iniciando una extraña y angustiosa aventura.

Comienza así una suerte de introspección personal donde, solo y perdido, empieza a hablar consigo mismo y parece tratar de encontrarse a él y al lugar que podría ocupar en esta etapa tardía de su vida. La trama cobra más interés cuando un par de personajes aparecen en la historia, pese a que casi la totalidad de su peso recae sobre sus enormes espaldas. La cámara es muy directa pero también sugiere temores y mantiene en un estado de alerta que el personaje parece ignorar; la música acompaña y detiene la charlatanería del viejo, poniendo mientras voz a los árboles y naturaleza del lugar. Un tono oscuro y tenebroso empieza a apoderarse entonces de la película. Hasta esos instantes muy poco se nos ha mostrado, pero consigue mantener la expectación y una cierta tensión.
A medida que avanza nos hacemos más preguntas y así sigue in crescendo hasta la última escena del filme, con un giro in extremis muy desconcertante.

“Disculpe que no me apetezca tratar de explicar muchos aspectos de la película “- respondió Nicloux tras la proyección a las dudas de una espectadora- “no siempre lo más importante es buscar la respuesta a todo, de hecho, en ocasiones es mejor no hacerlo».

Su obra, es una película personal y cortada por un molde de autenticidad, permite encontrar diversas metáforas cada vez que uno recapacita su visionado, donde todo es especial, aunque ello no la convierta en una cinta con perspectiva de ganar premios.

No es una cinta mayor ni lo pretende, incluso se diría que menor, pero esa indiferencia de pretensiones nos dice que disfrutemos de lo que vemos sin esa imperiosa necesidad de valorar o etiquetarlo todo, que tanto desvirtualiza y banaliza. Una muestra de ese “otro cine es posible “, quizás de ese 10% que hablaba Depardieu, de diferentes maneras de adentrarnos en el séptimo arte en un momento de evolución, de un despertar a la vejez del francés donde sus ganas de experimentar le rejuvenecen y pese a su aspecto físico se muestra en plena forma interpretativa.

The Bacchus Lady: ser viejo en Corea del Sur

The Bacchus Lady: ser viejo en Corea del Sur

Fotografía tomada de la web de la Berlinale. Todos los derechos reservados © Internationale Filmfestspiele Berlin

No es secreto alguno que Corea del Sur ha expresado un crecimiento muy considerable a casi todos los niveles en los últimos tiempos. Tanto que ello le ha permitido situarse a día de hoy como la onceava potencia económica del mundo y con una tendencia imparablemente ascendente.

Sin embargo, las cifras al alza y la imponente evolución del país esconden miserias bajo la alfombra que el director Lee Jae-yong no duda en plasmar en esta nueva película.

The Bacchus Lady versa sobre la soledad, la muerte y la prostitución a la vejez en la Corea actual, donde el desamparo y los recursos económicos con los que viven los mayores les hace verse abocados a medidas desesperadas.

Una mujer de avanzada edad que se hace llamar So-Young (entiéndase el juego de palabras) se gana la vida desde hace décadas con la prostitución. Hace muchos años, fruto de una relación con un marine americano estacionado en el país tras la segunda guerra mundial, dio luz a un niño que dejó al poco tiempo en adopción. Ahora, frecuenta calles y parques acercándose a los hombres y ofreciéndoles un poco de „Bacchus “, una popular bebida coreana energizante, para proponerles a continuación un tiempo de intimidad. Justifica su profesión a los curiosos con la necesidad de pagar los estudios de su hijo que vive en Estados Unidos.

Un día, presencia la detención de una mujer y observa a su pequeño hijo escapar entre llantos de la policía, decide seguirlo por las calles y llevarlo a su casa para hacerse cargo temporalmente de él.

Su ternura hacia el niño va creciendo, pero no puede permitirse dejar su oficio, momento en el cual van entrando en la historia otros personajes cada cual más variopinto.

 

El cine coreano va camino de convertirse, si no lo ha logrado ya, en un referente en el panorama internacional por su fuerte pero intimista personalidad y una manera fresca e innovadora de abordar temáticas cada vez más diversas. El drama es el género en el que parece sentirse más cómodo y son varios los títulos de gran calidad que nos ofrecen cada año.

The Bacchus Lady es un muy buen ejemplo de porqué las películas de este país atraen cada vez más adeptos y representa a día de hoy un espejo desde el cual llevar el cine a cuotas y planos mayores.

 

Seguimos con nuestra protagonista, quien se va viendo envuelta en situaciones más delicadas y comprometidas con sus sucesivos clientes; su personaje evoluciona hasta duros límites que no imaginábamos, arrojando torrentes de sensaciones y provocándonos desazón y tristeza.

La vejez y lo que ello implica en Corea son tratados con crudeza; discurren sin embargo ingeniosos diálogos a lo largo del filme con la participación de otros actores de la historia, rebajando por momentos el ambiente de pesadumbre y haciéndonos olvidar, aunque sea por unos instantes, la dureza del film.

 

Los clientes van dejando de ser tales para convertirse en compañeros de un viaje en el que difícilmente vislumbramos un final feliz. La veterana actriz principal Youn Yuh-jung (The Insect Woman, 1972) está magnífica en su interpretación, siendo un medio muy exitoso mediante el cual el director nos hace llegar su mensaje.

La conciencia de que lo que hemos visto a lo largo de dos horas esté ocurriendo en Corea en tiempo real plantea muchas inquietudes y preguntas acerca de lo que la sociedad está haciendo mal para que todo esto pueda tener lugar.

 

4 Años de espera de Nicchols: Midnight special

4 Años de espera de Nicchols: Midnight special

El nombre de Jeff Nicchols está ya instalado en el inconsciente colectivo del cine actual, con un corte independiente de alta calidad y cuatro años después de ese absorbente entramado dramático que es Mud, volvía a la carga con una nueva cinta y en que mejor escenario que la Berlinale.

Retomando a Michael Shannon como actor fetiche y junto a Kirsten Dunst, no muchos dirían que el protagonismo lo pudiera acaparar un niño de 12 años, Jaeden Lieberher.

 

Midnight special comienza con una agradecible tenebrosidad, con escenas desde el interior del coche de una magia especial, una esencia de Collateral y Locke mezclada con el oscurantismo de Zodiac. Tanto, que cada vez que el auto toma la carretera, la película gana enteros mientras devora kilómetros.

Se hace notar el toque particular y un tanto indie en el uso de la cámara y el tratamiento de los tempos de Nicchols, donde presenciamos lo que a toda luces diríamos que es un rapto, pero con extraños elementos que nos despistan y nos entrecierran los ojos acaparando máxima atención.

A su vez, un gran rancho tejano americano gobernado por el veterano Sam Shepard aparece como un escenario importante relacionado con ese niño tan especial. Un niño con unas habilidades y poderes fuera de lo común y que explican porque el gobierno despliega tamaña cantidad de medios sin precedentes para encontrarlo.

 

Sin embargo, el film comienza a virar poco a poco hacia una suerte de homenaje a los filmes de ciencia ficción de los 80 con marcada influencia spielbergiana, dejando de lado esa tensión y autenticidad de su primer tercio para retomar la senda tan solo durante momentos puntuales. El propio Nicchols reconoce haber intentando emular y retomar el espíritu de clásicos como E.T y Encuentros en la Tercera Fase, lo cual no deja de ser una lástima pues se le presupone talento suficiente para realizar una cinta sobrenatural o fantástica con personalidad y sello propio, como ya demostró en la fascinante e inquietante Take Shelter (2011).

 

Destacar el papel del pequeño Jaeden Lieberher, tan resuelto dentro de la película como en la alfombra roja el día del estreno del filme. Es sin duda quien parece tener más claro su cometido y el que lo lleva a cabo con mayor determinación y naturalidad (lo que habido el buen reparto no habla muy a favor del resto). Michael Shannon parece despistado con un semblante demasiado impuesto y su personaje no termina de evolucionar; Kirsten Dunst, por su parte, no pasa de tener un rol secundario y ,aunque conocemos de su calidad interpretativa (en la reciente temporada de Fargo esta simplemente espectacular), su personaje no tiene recorrido suficiente como para permitirle brillar.

 

Eso sí, destacar a un David Wingo (hermano cinematográfico inseparable del director) que vuelve a estar magnifico con la banda sonora y demuestra un gran dominio de cada situación, sacándole más jugo a las secuencias de las que visualmente podrían ofrecer por sí mismas.

 

Una de esas historias, en definitiva, que se quedan a medio camino de lograr algo mayor, pero con dosis suficientes de gran cine como para no olvidar que detrás está Nicchols, quien esperemos nos depare mayores alegrías en los años que están por venir.

 

‘Chi-raq’: risas para la paz

‘Chi-raq’: risas para la paz

Chicago es una bañera que desborda sangre. El downtown, con sus rascacielos, stock options, hombres de traje y cartera y promesas de empleo retractan la ceguera voluntaria de una sociedad que ha elegido ignorar lo más importante: el derecho a vivir en paz.

Las estadísticas de las muertes de soldados americanos en Irak y Afganistán durante los últimos años son el pistoletazo de salida de la película a modo de declaración de intenciones.

Con un extravagante Samuel L.Jackson en su salsa relatando los acontecimientos cual episodios, Spike Lee demuestra una vez más su compromiso inquebrantable para con sus propios ideales no ya solo de defensa de la raza negra sino del abandono de las armas como línea roja imprescindible para asegurar la vida de los hijos y familias americanas.

Envuelto bajo desvergonzadas coreografías y unos ocurrentes lemas protesta, el mensaje del filme es narrado mediante un musical fresco y muchas veces desternillante. Para transmitirlo, se basa en la comedia del comediógrafo griego Aristófanes (Atenas, 444 a.C. – 385 a.C.) “Lisistrata “, en la que un grupo de mujeres toman una medida inesperada en pro de la paz.

En Chi-raq, el genio nacido en Georgia da un giro de tuerca abandonando el tono serio de sus reivindicaciones, retomando la comedia irreverente y agresiva de Haz lo que debas (Do the Right Thing,1989) en su inexorable cruzada por los derechos civiles y la oposición a todo tipo de violencia.

La historia comienza a ritmo de temazo de hip-hop de los de ir agradeciendo con la punta del pie contra el suelo, metiéndonos de pleno en una actuación en un club nocturno de Chi-raq (Nick Cannon), un popular rapero de Chicago con las pistolas y el machismo como leitmotivs en sus temas.

Dos bandas gangs en continua guerra se disputan el dominio de la ciudad: los espartanos, liderados por el propio Chi-raq, y los troyanos, por Cíclope (Wesley Snipes)

La aparición en plena calle de un niño muerto por un disparo de bala y la consecuente desesperación de su madre desborda la situación en la ciudad desatando una revolución de las mujeres de los miembros de las bandas, liderada por Lisistrata (Teyonah Parris)

El filme enloquece y nos brinda grandes secuencias cómicas entrelazadas con otras realmente emotivas, muy bien interpretadas por un John Cusack haciendo de Padre de la iglesia; Cusack demuestra que puede hacer buenos papeles cuando se lo propone (o le viene en gana) y dejar de hacer de él mismo.

Las mujeres toman el protagonismo y adoptan una suerte de ley seca que provocará inmediatas consecuencias, brindándonos momentos hilarantes sin descanso hasta terminar la cinta.

 

El mensaje nos llega alto y claro, implantando su semilla mediante la anestesia de la comedia y algunas lágrimas inevitables. Chi-raq es el contraataque reivindicativo de Spike Lee cuyo desenfado no debería impedir ver el bosque a cualquiera que valore el cine de calidad en cualesquiera de sus variantes, como el de esta gamberrada y sus risas para la paz.