«Entonces, ¿qué es una escritura de calidad? Pues lo que siempre ha sido: saber meter la cabeza en lo oscuro, saber saltar al vacío, saber que la literatura básicamente es un oficio peligroso».

Discurso de Caracas, Roberto Bolaño.

La trayectoria vital y literaria de Roberto Bolaño (Chile, 1953-2013) está llena de claroscuros y de ambigüedades, de cierto dramatismo por su pronto fallecimiento, y hasta de un halo de admiración continua. Quienes le trataron en vida no han cejado en su empeño de dar a conocer a este grandísimo autor, poeta ante todo, que un día decidió convertirse en novelista, y que pasó del desconocimiento de la mundanidad a convertirse en un mito de la literatura latinoamericana y mundial. ¿Qué hizo que Roberto Bolaño ascendiera al panteón de los autores venerados en tan poco tiempo? ¿Fue su calidad literaria, su estatus de exiliado político aunque él jamás se considerase como tal, o quizás el golpe de suerte que supuso ganar aquel año de 1999 el Premio Rómulo Gallegos por su obra Los detectives salvajes (1998)? Puede que todo ello, junto a algunos otros factores, ayudase a consolidar la carrera artística del que es ya, sin duda alguna, uno de los autores de referencia de la narrativa contemporánea.

Uno de los puntos de inflexión en la vida de Bolaño, como él mismo reconocerá posteriormente, fue la mudanza que emprendió junto a su familia a México DF en 1968. Fue allí donde, a los diecisiete años, decidió abandonar definitivamente los estudios. Y fue allí también, donde comenzó su andadura como escritor, donde conoció a los poetas Mario Santiago y Bruno Montané, y juntos formaron el grupo literario conocido como Infrarrealismo. Daba comienzo así enero de 1974, el gran período de producción poética para Bolaño, que fue plasmado por él mismo en un poema titulado Los perros románticos y publicado en una antología con la que comparte nombre. A continuación incluimos el poema:

En aquel tiempo yo tenía veinte años/ y estaba loco. / Había perdido un país / pero había ganado un sueño./ Y si tenía ese sueño / lo demás no importaba. / Ni trabajar ni rezar,/ ni estudiar en la madrugada / junto a los perros románticos. / Y el sueño vivía en el vacío de mi espíritu. / Una habitación de madera, / en penumbras, / en uno de los pulmones del trópico./ Y a veces me volvía dentro de mí/ y visitaba el sueño: estatua eternizada / en pensamientos líquidos ,/ un gusano blanco retorciéndose / en el amor./ Un amor desbocado./ Un sueño dentro de otro sueño. / Y la pesadilla me decía: crecerás. / Dejarás atrás las/ imágenes del dolor y del laberinto / y olvidarás. / Pero en aquel tiempo crecer hubiera sido un crimen. / Estoy aquí, dije, con los perros románticos / y aquí me voy a quedar.

En 1975 publica su poemario, Gorriones cogiendo altura, y pocos años después, en 1977, se instala en Barcelona definitivamente tras viajar una temporada por África y Francia. «Y a veces la patria de un escritor no es la gente que quiere sino su memoria. Y otras veces la única patria de un escritor es su lealtad y su valor. En realidad muchas pueden ser las patrias de un escritor», dijo al recibir el premio Rómulo Gallegos en 1999 por Los detectives salvajes. La nostalgia no era un sentimiento que le perteneciese a Bolaño, quien llegó a afirmar que carecía de él, y que echaba tanto de menos Chile como Inglaterra o Noruega. «Sólo siento nostalgia por los lugares en los que nunca estaré», confesó a la prensa en su primer viaje a Chile tras el exilio. Y aunque Bolaño conservó a lo largo de su vida la nacionalidad del país que le vio nacer, el escritor se sintió parte de cada una de los lugares en los que vivió, y sobre todo de Catalunya, concretamente de Blanes, ciudad en la que conoció a la que sería su mujer, Carolina, en aquel pueblo que imaginó a través de las páginas de Últimas tardes con Teresa, de Juan Marsé.

Según el teórico Pierre Bourdieu en su conocida obra Las reglas del arte: génesis y estructura del campo literario (1995), los conocidos como «principios de jerarquización» son los que provocan la subordinación del campo literario al campo de poder. Y esta relación desigual se aprecia en la trayectoria literaria de Bolaño. Un ejemplo de ello, fue la gran acogida por parte de la crítica de Estrella distante (1996), novela que por el contrario no tuvo su correlación en el mercado y produjo un escaso volumen de ventas, al igual que le ocurrió en su momento a otros grandes autores como Jorge Luis Borges o Frank Kafka.

El núcleo canónico de autores y obras está blindado por dos instituciones que aúnan sus estrategias para mantenerlo y detentarlo en el tiempo: la academia y la crítica literaria. La literatura de Roberto Bolaño ejemplifica el choque entre la «alta cultura», aquella que se ha insistido en relacionar con lo canónico y lo normativo; la «cultura media», la del gusto y en consonancia con la clase burguesa; y la controvertida «cultura de masas». A este respecto, algunos críticos literarios, entre ellos Rodrigo Fresán y Juan Villoro, no dudaron en situar a Los detectives salvajes como un heredera contemporánea de On the Road (1957), de Jack Kerouac. Y fue precisamente la crítica literaria −y en parte también la académica−, quienes auspiciaron a Bolaño hasta las primeras posiciones de la literatura mundial. Así pues, su internacionalización, aunque tardía, fue imparable. Y para ello el papel de la prensa fue determinante.

El pasado año 2011 se publicó la última obra póstuma de Roberto Bolaño que hay actualmente en el circuito literario, Los sinsabores del verdadero policía, otra novela inacabada, al igual que lo fue 2666 (2004). Terminamos con las que fueron, literalmente, sus últimas palabras; su epitafio: «El mundo está vivo y nada vivo tiene remedio y ésa es nuestra suerte».

 

Bibliografía consultada:

BOLAÑO, Roberto. Entre paréntesis. Ensayos, artículos y discursos (1998-2003). Barcelona: Anagrama, 2004.

——— ‘Los perros románticos’. Los perros románticos. Barcelona: Anagrama, 2006.

——— Los detectives salvajes. Barcelona: Anagrama, 2000.

——— 2666. Barcelona: Anagrama, 2004.

BOURDIEU, Pierre. Las reglas del arte: génesis y estructura del campo literario. Barcelona: Anagrama, 2010.

Fotografía: Retrato de Roberto Bolaño.  Fuente: Biblioteca Nacional de Chile: http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-73142.html