La primera novela de C Pam Zhang , publicada por Gatopardo ediciones a principios de año, es una singular exploración del western buscando aquellos espacios que no aparecen en la habitual imagen de postal del género. Relata el viaje que se ven obligadas a emprender dos jóvenes hermanas chinas, apenas adolescentes, cuando su padre muere, dejándolas huérfanas. Después de pedir un préstamo sin éxito y de perder los nervios en el intento, se ven obligadas a huir del poblado minero en el que vivían. Ambas son la encarnación de aquello que nunca es tenido en cuenta en los Estados Unidos de la fiebre del oro, mujeres e inmigrantes, acostumbradas a espabilarse solas, con una madre fallecida hacía tiempo y un padre ausente, a causa de su alcoholismo. 

Las dos hermanas brillan por sus diferencias, Sam es el hijo que sus padres nunca tuvieron, siempre pendiente de su padre al que admiraba, convertida prácticamente en miembro del género masculino, vestía como hombre y trabajaba en la mina como hombre. Lucy a su vez, ha vivido a la sombra de su hermana, despreciada por su progenitor, acusada de débil, tiene una sensibilidad que la hace más consciente de su entorno y también más práctica. Las dos bagan por una tierra áspera y casi desierta, con el cadáver de su padre metido en un baúl, arrastrado un caballo robado, buscando sin mucho éxito un lugar adecuado para enterrar a su padre. 

Mientras Lucy busca respuestas a la inestabilidad permanente de sus vidas, Sam ha heredado el inconformismo iluso de su padre. El de tantos hombres de la época pensando en qué el próximo lugar será mejor; tendrá más posibilidades de encontrar oro, tendrá mejores condiciones laborales. El destino suele ser siempre la misma tierra árida, vacía, los mismos huesos del búfalo ya extinguido, testimonio de un pasado más abundante. 

Ambas están condenadas a entenderse, aunque el viaje hacia ninguna parte termina por convertirse en un viaje al pasado, en el que afloran recelos entre ambas. Buscan encontrar su identidad en un territorio que no las reconoce y que no duda en repudiarlas siempre que puede. Sus padres han luchado para conseguirles un futuro digno, pero acaban frustrados y divididos en el intento, terminando por recurrir a la fortuna, el juego y el engaño intentando conseguir aquello de lo que son negados. Aquello que más les aleja de la prosperidad es algo que no se puede borrar, sus rasgos asiáticos. Las niñas negadas de educación, el padre negado de un sueldo digno. Nos encontramos ante una novela anticlimática que viene a contestar a los relatos épicos del género mostrando todo aquello que una nación en construcción está dejando atrás, todo aquello que excluye.

Es por eso que en algunos momentos me ha resultado algo lenta. Una lentitud que parece responder a la voluntad de la autora de mostrar aquellas vidas en las que no sucede nada y aquellos territorios desiertos. Lugares de paso, lejos de los grandes núcleos de población, centros de la historia, pero insignificantes en las vastas tierras que los envuelven. 

Los breves momentos en los que aparece el oro, no hace más que construir una ilusión de un futuro próspero en el que podrán comprar tierras y dejar de trabajar en la mina, pero tan rápido como el oro aparece desaparece. La novela muestra como el oro que todos buscan solo muy pocos lo encuentran, mostrándose como aquella opulencia que los demás no tendrán jamás. 

Si gran parte de la novela es un flashback, he disfrutado más el final, en el que se nos presenta un futuro en el que ambas hermanas han terminado por separarse, buscando su manera de vivir en el mundo. Lo hacen aprendiendo que la sociedad americana del momento no quiere saber la verdad, quiere saber una mentira plausible que permita mantener una relación cordial entre extraño o entre viejos conocidos.

Pam Zhang se desplaza al viejo oeste para excavar en los orígenes de los Estados Unidos y de los orígenes de las familias migrantes. Un país que justo empieza a construirse, pero que ya excluye a los recién llegados aunque no haga muchas más décadas que han llegado que ellos. Sobrevuela durante todo el relato algo que es más importante que la raza, la clase social. La novela muestra como el dinero lo puede comprar casi todo, pero precisamente son los migrantes los que están desprovistos de él. Es por eso que el entendimiento entre personas de origen social tan diferente se muestra casi imposible en la novela, sus preocupaciones son muy diferentes. También es una reflexión en torno a la familia y el pasado, un pasado que siempre acaba volviendo. Alberga una reflexión en torno a cómo los hijos repiten de algún modo la historia de sus padres, llevan consigo los anhelos de estos el resto de sus vidas.